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Tarot

By: EarwenRiddle
folder Spanish › Harry Potter
Rating: Adult ++
Chapters: 2
Views: 1,339
Reviews: 3
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Disclaimer: I do not own the Harry Potter book and movie series, nor any of the characters from it. I do not make any money from the writing of this story.
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Capitulo 1 Parte 2

TAROT



Autora: Earwen Riddle
Beta: Sarhaliene Riddle (¡¡gracias gem!!)
Pareja: Harry/Severus
Clasificación: NC-17

Advertencias: Violencia, non-con, menciones de tortura, embarazo masculino.
Negación: Personajes y locaciones pertenecen a JKR y sus asociados. Lo único mío es la trama de la historia. Y no pretendo lucrar con ello.

Msn: earwen_riddle@hotmail.com
AOL: Earwenriddle

Nota: Este capitulo me ha quedado extenso, por lo que lo corte en dos pedazos y los subiré por separado, sobre todo para que no se haga tan pesada la lectura. (jejeje asusta menos cuando se ve más pequeño)

Capitulo 1: EL MAGO (Parte 2)


~*~*~*~

\"El poder y conocimiento se unen en el corazón del mago
para permitirle dominar su destino y
concederle señorío sobre las fuerzas ocultas\"

~*~*~*~


Por alguna razón que no terminaba de entender, Harry se sentía abrumado. Por un lado se sentía feliz de haber ganado la discusión a Dumbledore. Pero por otro lado estaba esa extraña sensación de vacío que no lo abandonaba.

Como lo esperó, Snape ya había llegado al salón, sabe Merlín por que pasadizo. El hombre no pudo evitar burlarse de su alumno como siempre, y Harry por seguir la rutina que ya tenían desde hacía tanto tiempo le contesto lo más educadamente que pudo sin que por ello no dejara de manifestar su opinión sobre lo injusto que era.

El resto de la clase siguió tal cual se suponía que transcurriría. Gryffindor perdiendo puntos a una velocidad vertiginosa, deberes imposibles de cumplir en el tiempo pedido. Harry trató de calmarse, no era buena idea descontrolarse con tantas personas cerca y en especial Snape, ese hombre tendría por fin la excusa que había estado buscando durante años para expulsarle. Se estremeció al pensar estar otra vez en manos de los mortífagos. De solo pensar en Lucius su magia corría desbocada. A tal punto que Snape pareció notarlo y se lo quedo mirando por largos minutos.

Algo extraño sentía cada vez que el profesor de pociones lo miraba y mucho peor si se le acercaba. Por eso trataba de pasar desapercibido tantas veces como le era posible, claro que eso no era nada fácil tomando en cuenta que Snape no perdía oportunidad de humillarlo.

Pero por extraño que pareciera no quería alejarse de Snape, eran contradictorias cada una de las sensaciones que tenía. Necesita aclarase que estaba ocurriendo, pero por supuesto no podía acudir a ninguno de sus amigos, y menos a sus profesores. En cuanto la campana anuncio el término de la clase, salio corriendo dejando no solo a sus mejores amigos algo sorprendidos y preocupados sino también a un nervioso Severus Snape.

Estuvo evitando a sus compañeros y no asistió a ninguna de sus clases. Necesitaba tiempo para pensar y eso fue lo que todos supusieron, ya que los pocos que se encontraron con el nadie lo molesto y se alejo de allí antes de poder perturbarlo en lo más mínimo.

Estaba sentado en uno de los jardines interiores, disfrutando de los primeros brotes de hierba y los primeros perfumes de la primavera. Se sentía relajado, aunque eso era solo físicamente, pues su mente era un torbellino. Por un lado estaban los sentimientos de repulsión que siempre había tenido por Snape, y por otro estaba esa nueva sensación extraña que lo recorría cada vez que estaba cerca de su profesor. Su piel se erizaba, sus manos temblaban levemente, se sentía libido y al mismo tiempo mas vivo que nunca.

Realmente tenia que estar mal, no podía ser normal que necesitara estar cerca de Snape, era imposible, simplemente no era algo normal, algo natural. Claro que los últimos días no habían sido nada normales. Entonces una vez más su magia se desboco. Tanta presión lo estaba agotando y perdía rápidamente el control sobre si mismo.

Y una vez más quien le llevo consuelo fue su odiado profesor de pociones.

- ¿Señor Potter, tiene una idea de cuanto a preocupado al director por su total falta de madurez?
- Créame profesor, madurez es algo que me infundieron a la fuerza estas ultimas semanas- murmuro dolido.

Snape tuvo la decencia de sonrojarse, y aunque Harry no lo vio, sí pudo sentir algo de arrepentimiento en la voz de su profesor.

- Potter no es excusa lo que le ocurrió para que se salte las reglas de este colegio- aunque quiso que su voz sonara más venenosa no logro darle el efecto deseado.

Harry levanto la vista demasiado ofendido como para prestar atención a su magia que volvía a calmarse y circular aplacada una vez más. Se levanto del banco de piedra con gesto aireado y sin dirigirle ni una mirada, mucho menos la palabra salio de allí sin prestar más atención a su profesor.

Un rato mas tarde cuando por fin pudo calmar su rabia, fue conciente de que durante toda la conversación su profesor lo que hizo fue enmascarar su propia preocupación hablándole de la del director.

Realmente si transformarse en un adulto significaba volverse una persona cínica y manipuladora, como la mayoría de los adultos que conocía prefería seguir siendo un niño inmaduro, como lo había llamado Snape.

El martes, aunque no se cruzo con Severus, no fue para nada menos problemático que el día anterior. Cada Slytherin con el que se encontraba en su camino no perdía oportunidad para burlarse.

Estoicamente se mantuvo callado, no respondió a ninguna de las provocaciones, aunque en alguna ocasión se sintió tentado a usar algunas de sus nuevas habilidades. Pero en cuanto sentía su magia crecer se arrepentía.

El resto de la semana no fue muy diferente, trataba de mantenerse alejado de todos, iba al Gran Salón en último lugar, cuando ya quedaban muy pocos alumnos, asistía a la mayoría de las clases, aunque cada vez que tenía pociones para él era un tormento.

Snape no dejaba pasar ni una sola oportunidad, cada vez que Harry volteaba él estaba ahí para mortificarlo.

Dolía, por alguna extraña razón dolía. Antes se enojaba y todo lo que cruzaba por su mente era cuanto odiaba a su profesor y como disfrutaría viéndolo sumido en el dolor. Pero ahora ya no se regocijaba con esos pensamientos, por el contrario, algo dentro de él se estremecía cada vez que pensaba que Snape podía sufrir algún tormento.

El cambio en la actitud del chico de oro había llamado la atención de muchos, pero pocos habían logrado acercarse a él para ayudarlo. Incluso sus más cercanos amigos en Gryffindor mantenían una respetuosa distancia temerosos de los arranques de ira del moreno.

El director parecía hacer la vista gorda sobre las actitudes de su estudiante favorito, lo que a Severus le molestaba en sobremanera. No solo porque parecía que le consentía sus berrinches al muchacho, sino que tampoco se ocupaba de lo que causaba esa súbita reacción.

Severus caminaba ausente por los pasillos de las mazmorras, era viernes y la ultima clase de la mañana la tenia con sexto de Gryffindor y Slytherin. Otra vez estaría en la misma habitación que Potter.

De alguna manera eso lo hacía sentir nervioso, la mirada perdida en esos ojos que le recordaban tanto a Lily, la que de alguna manera fue lo más parecido a una amiga que tuvo en su vida. Pero el muchacho huía cada vez que se cruzaban, y cuando se veía obligado a permanecer en el mismo salón que su profesor su actitud rayaba el autismo.

Irrumpió en el salón con su habitual actitud prepotente y los alumnos guardaron silencio de inmediato. No le extrañó que Potter apenas reparara en su presencia, otra vez estaba sumido en sus pensamientos. Repartió el trabajo para ser hecho por parejas y en un intento de hacer reaccionar al muchacho lo sentó junto a Malfoy. Tal vez una de sus acostumbradas peleas lo reanimaría.

Le extrañó que el chico no replicara y mansamente se sentara junto a su nemesis sin prestar atención a las risas de los Slytherins. Pero lo peor llego un rato después cuando por fin parecía que Potter reacciono, sus ojos brillaron un momento con algo que Severus conocía bien. Miedo, terror. Y fue cuando miro a los ojos a Draco. El rubio estaba muy ocupado en burlarse para notarlo, pareció que nadie se dio cuenta, pero Severus lo vio, allí estaba, por fin Potter reaccionaba, aunque el momento duro poco casi enseguida volvió a sumirse en su mutismo.

La campana sonó anunciando el final de la clase y como era de esperar todo recogieron sus cosas y salieron de allí lo más rápido que pudieron. El fin de semana los esperaba. Pero Harry recogió sus cosas con parsimonia tomándose mucho más tiempo del que necesitaba. Severus lo miraba en silencio, ya no quedaba nadie en el salón, incluso sus amigos se habían marchado.

- ¿Potter?- lo llamo lo más amablemente que pudo, aunque su voz no perdió su tono frío.

Harry levanto su mirada y entendió que estaba molestando a su profesor, así que se apresuro a guardar sus libros y salir de allí prácticamente corriendo.

Pero no llego muy lejos, antes de alcanzar la puerta Snape lo había tomado del brazo haciéndolo girar. El muchacho bajo la mirada temeroso.

- Señor Potter, no puede seguir escondiéndose, algún día tendrá que dar la cara.
- Sí señor.

El adulto suspiro resignado, tanta sumisión de parte del Gryffindor no era buen síntoma.

- Draco Malfoy no es Lucius, el hijo no tiene mucho que ver con el padre, Potter. Lo que el señor Malfoy le haya hecho no tiene porque repetirlo su hijo.
- ¡Usted no entiende!- grito Harry y Severus se relajó, al menos ahora parecía vivo.
- ¿Qué es lo que no entiendo Potter?- dijo con tono frío- Yo también fui mortífago, de alguna manera aun lo soy, aunque hay practicas que ya no realizo.
- Él… ellos…
- Lo sé Potter.
- Yo no quería- una solitaria lagrima cayo por la mejilla del muchacho.

El agarre del brazo se suavizo y casi parecía una caricia, Severus no sabía como reconfortar a alguien. Nunca tuvo que hacerlo y a sus victimas ciertamente jamás tuvo que verlas después de divertirse con ellas. Pero eso era algo que había quedado enterrado en el pasado, ahora era profesor de pociones y frente a él estaba un estudiante que necesitaba apoyo. Su apoyo, visto que nadie parecía darle lo que necesitaba.

- Potter, no deje que le quite el sueño lo que paso- susurro.
- ¿Cómo lo hago, profesor?- hipo el muchacho- ¿Usted puedo olvidar a los que violo?

La cara de Severus se contrajo con ira, pero también dolor. No necesitaba que le recordaran las atrocidades que había cometido, en eso se bastaba él solo.

- No a todos – acepto a regañadientes.

Harry lo miro con tristeza, soltó su brazo y se fue caminando despacio. Antes de cerrar la puerta volvió a mirar a los ojos a su profesor.

- Lo lamento- fue apenas un susurro, pero a Severus lo impacto como si se lo hubieran gritado. En dos palabras el chico había resumido todos sus sentimientos. Dolor, tristeza, impotencia, agradecimiento, comprensión. Era increíble como a pesar de todo aun conservaba tanta pureza.

- Es solo un niño – murmuro para si, y sintió nuevamente una punzada de dolor, pero esta vez era por la inocencia que le robaron al pequeño Gryffindor.

Harry había vuelto a la torre de Gryffindor y se había escabullido hasta su habitación sin que nadie lo notara. Con los doseles corridos y un hechizo de privacidad en ellos tenía el escondite prefecto para aclarar sus pensamientos.

Pero la calidez de su cama, junto con el hecho de que no había comido correctamente ni descasado ni un poco, el cansancio termino por vencerlo. Hecho un pequeño ovillo se quedo dormido arrebujado entre las mantas. Una sonrisa dibujándose en sus labios delataba lo placentero de sus sueños.

Cuando despertó ya era entrada la noche, y en su mente estaba muy vivido su último sueño. Era el primero que tenía en mucho tiempo en que se sentía bien. El primer sueño del que no se levantaba agitado, y sollozando.

Pero eso no fue algo que le diera tranquilidad. En realidad cuando fue conciente de cuan bien se sentía por ese sueño sus dudas se renovaron. Algo tenía Snape, que lo hacía sentirse seguro a su lado, incluso cuando lo insultaba y lo humillaba delante de sus compañeros.

- No puede ser la marca - pensó – si fuera así me sentiría protegido casi por la mitad de los Slytherins.

El dolor de cabeza volvía. Necesitaba aire, necesitaba más que nada vaciar su mente y no pensar en lo que le estaba pasando, fuera lo que fuera.

Tomó su capa y se escabullo en silencio. Por fortuna parecía que nadie estaba haciendo guardia a esas horas, así que más calmado se dirigió a los jardines interiores. Desde lo ocurrido en Hogwsmade no salía fuera del castillo sin compañía.

Un murmullo lo hizo detener sus pasos a la mitad del pasillo. Parecía que había alguien allí adelante. Con cuidado se asomo, su mano muy cerca de su varita, para encontrarse con una pareja muy cariñosa. Lo peculiar de la escena, o al menos eso pensó Harry en un primer momento, fue que la pareja en cuestión no eran otros que Dean y Seamus Lo que más lo impacto fue cuando se encontró deseando que fuera Snape quien lo estuviera abrazando como Seamus lo hacía con Dean.

No podía ser, había leído algo acerca de las parejas de los Assur pero nunca creyó que también lo afectaría. Y justamente con Snape.

- Definitivamente este es el peor año de mi vida.

Tenía que haber un error, tenía que estar confundido, aun atontado por las pociones. Sí debía ser eso, seguramente alguna de las pociones que le habían hecho tomar había afectado su razonamiento.

Se giró para volver a la torre, pero lo que logró fue chocar contra alguien. Levanto la vista esperando ver alguno de los prefectos, y cual fue su sorpresa al ver al severo profesor de pociones mirándolo con una mezcla de sorpresa y rabia.

- ¡Señor Potter! Otra vez saltándose las normas de la esc…
- Por favor – susurró tratando de que Severus bajara el volumen de su voz.

Fue entonces que Snape se dio cuenta que doblando el pasillo estaba la otra pareja de Gryffindors. Sonrió afectadamente y miró con sorna a Harry.

- No sabía Potter, que le gustara espiar a sus compañeros en actitudes tan intimas.

Rió entre dientes al ver el sonrojo del Gryffindor, que se profundizó cuando los otros dos jóvenes emitieron un ahogado gemido.

- Vayámonos… por favor – murmuró tan bajo como pudo.

Tal vez fue el tono que uso, tal vez fue el gesto abatido, tal vez fue la mirada suplicante o tal vez fue todo junto, pero Snape lo tomo del brazo y se alejaron de allí en silencio. Cuando estuvieron en las mazmorras, en el despacho del profesor volvieron a dirigirse la palabra.

- Sabe que le quitare puntos por esto Potter- murmuro Snape y Harry asintió en silencio – Y que le daré detención.

Otro asentimiento.

- Potter reaccione, tampoco es algo tan terrible que este espiando a sus compañeros. Supongo que es natural que sienta curiosidad.

Harry lo miró impresionado. Por primera vez en su vida Snape estaba manteniendo una conversación remotamente amigable con su más odiado estudiante.

Harry comenzaba a entrever porque tal vez su instinto había elegido a su profesor para ser su pareja.

Severus por su parte observaba algo preocupado las reacciones que tenía su alumno. Tenía una buena idea por lo que había pasado el muchacho, sobretodo después de ver las heridas con las que llego a la enfermería.

Parecía que nadie se había molestado en atender ese pequeño detalle, habían tratado las heridas físicas pero ni una sola vez habían hablado con el muchacho sobre lo ocurrido, parecía que creían que Potter era capaz de sobrellevar cualquier cosa que le hubieran hecho.

Severus lo había tenido que vivir en carne propia cuando tuvo que enfrentar un castigo del Lord cuando hacía poco había recibido la marca. En aquellos días si bien él ya no era un muchachito inocente, ciertamente la poca inocencia que podría haber guardado hasta ese día se había visto pulverizada en la cama del Lord.

Una sonrisa triste se dibujo en los labios de Severus y Harry se encontró sonriéndole de vuelta. Le agradaba ver a su maestro relajado, tan diferente a como era en las clases.

- ¿Profesor, que ocurre?- pregunto alarmado Harry al ver como Severus fruncía el seño y se llevaba una mano al antebrazo izquierdo.

- Potter será mejor que se vaya.
- Pero, profesor…
- Nada de peros- le grito furioso el hombre, a lo que Harry salio cabizbajo de la oficina. Sabía muy bien que significaba aquello. Voldemort estaba llamando a sus siervos, y Severus debía acudir.

Muy nervioso se dirigió a su dormitorio en la torre, pero no logro dormir ni un minuto. Su pensamiento fijo en el bienestar de Snape. Hacía un buen rato que se había dejado de cuestionar el porque y simplemente aceptaba de que para bien o para mal, Severus Snape era su Elegido. Lo cual no quería decir que algún día llegaran a ser pareja, conociendo al hombre y su largo historial de aborrecimiento por Harry, el Gryffindor guardaba pocas esperanzas de poder formar una familia con el adusto profesor de pociones.

Perdió la noción del tiempo en lo único que podía pensar era en que su Elegido no estaba seguro. No llegaba, se estaba demorando demasiado. Trato de concentrase en su cicatriz y ver lo que Voldemort veía. Tal vez no debió hacerlo, frente a él estaba arrodillado Severus, víctima de un poderoso cruciatus.

Harry rompió la conexión, asustado. Estaban dañándolo, estaba dañando a su Elegido, tenía que hacer algo. Corrió tan rápido como pudo hasta la oficina de Snape, sabía que el hombre había usado la chimenea para salir del castillo, con suerte él podría irse por allí también. Abrió la puerta de un golpe y corrió en dirección de la chimenea, cuando estaba por entrar un cuerpo cayo sobre él.

Con algo de esfuerzo logro quitarse el cuerpo de encima y descubrió que era Severus. Sonrió feliz, ahora lo tenía junto a él, lo cuidaría y no dejaría que ese maldito le pusiera las manos encima otra vez. Se sentó en el suelo abrazando suavemente el otro cuerpo.

- ¿Potter que hace aquí? – mascullo en un gemido ronco, la garganta demasiado adolorida por gritar bajo las dolorosas maldiciones.
- Cuidarte Severus – susurró Harry. El hombre quiso protestar ante tanta familiaridad pero el Gryffindor lo silencio apoyando un dedo sobre sus labios – Déjame curarte, luego si quieres puedes echarme de aquí a patadas.

Harry puso una mano en la frente de su Elegido mientras la otra lo abrazaba, acercándolo un poco más. Se concentro un momento y dejó que su magia fluyera, rodeando la de Severus, acariciándola, sanando su cuerpo.

No sabía exactamente que estaba haciendo, pero tenía la certeza que era lo correcto, abrazo lo más suavemente que pudo, sentía la magia de Severus rendirse a la suya, la acuno, sintiendo como el cuerpo que descansaba en sus brazos se relajaba.

Severus podía sentir el gran poder que manaba de su alumno y sintió terror al verse envuelto en él. Pero casi de inmediato se calmo al sentir la calidez con que Harry lo abrazaba, se sentía tranquilo y verdaderamente relajado, como hacía años no se sentía.

La sensación de calidez se retiró, y Harry aparto un mechón del oscuro cabello de la frente de su Elegido.

- ¿Te siente mejor?- susurró. A lo que Severus solo pudo asentir – Me alegro.
- Potter ¿qué es lo que paso? – pregunto algo molesto aun por la cercanía de su alumno, pero aun más molesto porque su propio cuerpo que se revelaba contra su voluntad de apartarlo.
- Es una larga historia – susurro triste el menor – Pero lo importante es que soy... yo... soy... – suspiró repentinamente asustado de que Severus lo rechazara.
- ¿Eres? ¿Qué eres Potter?- dijo el profesor separándose del cuerpo de Harry y sentándose frente a él, aun así no muy lejos, repentinamente sentía la necesidad de estar fiscalmente cerca de Potter. Sus ojos se desorbitaron ante la impresión - ¿Eres un Veela?

Harry rió al escucharlo.

- No, Severus...
- Nunca te di permiso de usar mi nombre Potter – Harry hizo un mohín pero no dijo nada.
- Supongo que sería más fácil si fuera un Veela – murmuro al cabo de un momento – Supongo que nadie querría matarme por eso.

De pronto se sintió débil y las lágrimas acudieron a sus ojos. Severus no podía creer que estuviera viendo llorar a Potter y mucho menos podía creer que lo estuviera abrazando en un intento por consolarlo. Lo acunó con suavidad, como lo había hecho hacía un momento el muchacho con él.

- Soy un Assur – murmuro tan bajo, que si no fuera porque Severus estaba pegado a él no lo hubiera escuchado.
- ¿Qué has dicho Potter?- espantado se aparto lo más que pudo, se puso en pie alejándose- Con esas cosas no se juega. ¿Pero que más se puede esperar del hijo de James Potter, si no son bromas macabras?

Harry sintió su pecho partirse en dos, una terrible opresión lo estaba ahogado. Trato de ponerse en pie pero todo lo que logro fue hacerse un ovillo en el suelo, tratando de contener las lágrimas. Su peor pesadilla se hacía realidad. Su Elegido lo rechazaba, y estaba aterrorizado por el monstruo que era.

- No es una broma – logró murmurar – yo no jugaría con una cosa así.

Severus quiso protestar pero Harry lo detuvo.

- No necesito que me digas que soy un monstruo, que soy peligroso, que debería matarme – gritó con amargura- No necesito que me recuerdes que es un Assur. Lo sé muy bien. No sé porque yo soy uno de ellos, pero aquí estoy. Y te guste o no tú eres mi Elegido.

Severus retrocedió dos pasos completos hasta chocar contra la pared.

- Lamento que sea así – lloró Harry – lamento que esto te incomode, sé que debes estar asqueado. Pero tenía que decírtelo. Yo no quiero dañarte, no quiero dañar a nadie. No sé como paso esto, pero no puedo evitarlo. Mi tío siempre me dice que soy un monstruo, nunca supe cuanta razón tiene.

- No eres un monstruo- murmuro Severus, sobresaltando a su alumno. Era cierto que en un primer momento se había asustado, pero ahora sabía que Harry no dañaría a nadie a propósito. Él mismo pudo sentir la fuerza del muchacho en su propio cuerpo, y en ningún momento fue una amenaza.

- No eres un monstruo- volvió a susurrar esta vez con más convencimiento. Caminando en dirección de Harry, levantándolo del suelo.

El Gryffindor quiso abrasarse a su Elegido, pero no estaba seguro de que el otro se lo permitiese. Se sintió sorprendido cuando fue el propio Severus quien lo rodeo con sus brazos. Harry suspiro feliz, acurrucándose tan cerca como pudo. Lo que provoco la risa del mayor.

- Me gusta tu risa – murmuró Harry aun muy abrazado al pecho de su profesor- Tendré que hacerte reír más seguido.
- No te tomes tantas libertades niño- mascullo molesto Snape.
- Puedo asegurarte que los libros están equivocados en algo. – dijo Harry tirando de la mano de Severus para que se sentara en el sofá.
- Por supuesto el gran Harry Potter tiene que desafiar lo que magos mucho más sabios que el han escrito.
- Da la casualidad – dijo el más joven mientras se sentaba frente al hombre – que eso “sabios” como los llamas escribieron sobre algo que escucharon que alguien les contó sobre hechos que ocurrieron mucho tiempo antes de que nacieran.

Severus tuvo que aceptar que Harry tenía razón en eso, pero nunca lo admitiría frente al chico.

- ¿Y que es en eso que se equivocan?- pregunto sin querer darle la razón.
- Aseguran que a la hora de buscar a nuestra pareja somos más pacíficos y menos posesivos que los Veelas- aseguró con una sonrisa – pero no es así.

Un escalofrío sacudió al Slytherin y Harry lo noto, levantó una mano tranquilizándolo.

- No te preocupes, no te forzare nunca – dijo Harry mirándolo directamente a los ojos- pero tampoco aceptaré un no por respuesta.

- ¿Y que se supone que tengo que hacer?- escupió furioso Severus- ¿tengo que aceptar que te mentas en mi cama solo porque un día despertaste y resulto que eras un Assur?

- ¿Sabes como buscamos a nuestra pareja Severus?- dijo Harry ignorando por completo el enojo del otro – Buscamos a aquella persona que es capaz de hacernos razonar cuando perdemos el control, que puede manejar nuestra magia si se desboca.
- ¿Y se supone que ese soy yo?- el malhumor iba en aumento- Dime Potter ¿cuando me has hecho caso en algo de lo que te he dicho?
- Casi siempre, aunque no te dieras cuenta, además esto es muy nuevo para mí también- explico con calma el Gryffindor- ¿Sabes lo que es estar todo el tiempo pendiente de donde esta tu Elegido? ¿Si esta bien? ¿Si necesita algo? ¿Sentir la necesidad física de mantenerte a salvo?

Severus escuchaba en silencio, siempre había buscado a alguien a su lado que lo tratara con respeto y cariño, pero nunca se atrevió a tener una pareja por miedo a que le pasara algo por él ser un espía.

- Y siempre buscamos a una persona que corresponda sinceramente nuestros sentimientos.
- Yo no tengo ningún sentimiento hacia ti Potter, que no sea repugnancia.

Una sombra de dolor cruzo por los ojos de Harry pero no se dejo amedrentar.

- Esperare lo que haga falta.
- ¿Que esperaras? ¿Meterte en mi cama? ¿O que te acepte como pareja?

Harry escucho detrás del tono frío de su profesor, la intranquilidad y el nerviosismo. Se acerco con paso lento, con la seguridad de quien se sabe en ventaja.

- No Severus – murmuro atreviéndose a acariciar la mejilla del hombre – Esperare el tiempo necesario hasta que te enamores de mi.

Severus se estremeció, esa noche había sido muy larga. Lord Voldemort había sido especialmente vengativo, aplicándole no solo cruciatus, sino hechizos aun más dañinos. Cuando había sentido los brazos de Potter rodearlo y luego sanarlo se sintió confundido, pero el sentimiento de protección que experimento no lo podía negar.

Tan perdido estaba en sus pensamientos que no notó cuando Harry había acortado la distancia rozando apenas sus labios.

- No te arrepentirás – susurró el muchacho.

Severus quiso contestarle, quiso alejarlo, pero los labios de Potter volvieron a posarse sobre los suyos impidiéndole razonar correctamente. Se sumergió en el beso, se sentía tan bien, que todas las razones que parecían validas para que echara a patadas de allí al muchacho se esfumaron.

Rodeo el cuello de Harry, profundizando el beso. El Gryffindor se sorprendió, había pensado que necesitaría más argumentos para convencer a Severus Snape, pero ahora veía que no, que no era tan complicado, sonrió dentro de aquel beso.

Lentamente, fue recostando a Severus, sin separar sus labios de los de su profesor, mientras que sus manos se habían enredado en los lacios cabellos de éste.

Severus tenía los ojos cerrados, perdido en aquellos labios, sin darse apenas cuenta que a quien estaba besando era a un alumno, a Potter, que era un Assur y que lo había elegido a él...

Intentó separarse, pero su cuerpo no le respondía, tan sólo quería que aquel contacto no acabase.

Separaron sus labios, en busca de aire, Severus hizo que Harry se recostara sobre él, mientras que Harry hacía lo posible por desprenderle la túnica, al igual que Severus hacía lo que podía por quitarle de igual forma, la túnica al más joven.

Harry tomo las manos de Severus en las suyas y las llevo sobre la cabeza del mayor, sonriéndole con sensualidad y apenas ejerciendo presión en las muñecas hundió su rostro en la curva del cuello del Slytherin, rozando con sus labios la suave piel. Liberó las manos del mayor, que no hizo ningún intento por moverlas, limitándose a jadear con cada caricia que le daba su alumno.

- Eres perfecto Severus- ronroneo Harry junto al oído de su profesor, mientras movía sus manos acariciando el plano vientre, subiendo lentamente y su lengua jugando con el lóbulo de la oreja de su Elegido.

- Severus, debes elegir, si seguimos adelante te haré mi pareja- dijo Harry alejándose tan solo un poco, lo suficiente para poder mirar a los ojos del otro.

Por toda respuesta, Severus rodeo las caderas de Harry acercándolo contra las suyas, haciendo que ambos gimieran en éxtasis cuando sus erecciones se rozaron. Una leve sombra de duda cruzo los ojos de Harry, fue tan solo un momento pero fue suficiente para que Severus se percatara de las dudas del Gryffindor.

Con suma ternura lo hizo girar hasta quedar apresado bajo su cuerpo, beso con cuidado los pezones ya erectos lamiendo un sensual camino hasta el cuello donde encontró una de las pocas heridas que aun no desaparecía, obviamente era la marca de dientes, algún cretino se había atrevido a poner sus sucias manos sobre el que pronto sería su pareja.

Harry notó la duda de Severus y suspiro derrotado, una furtiva lágrima escapo de sus ojos al darse cuenta de que ahora su Elegido lo rechazaría.

- Harry – lo llamo Severus con voz clamada, se había preocupado al verlo llorar. Se acerco al rostro del Gryffindor besando cada una de las lágrimas hasta que no quedo ni una.

- Se que no te merezco Severus… él… yo… no pude evitarlo… pero…
- Harry, tranquilo, respira – susurro el mayor acariciando los negros cabellos con deleite- Lo que haya pasado en la mansión del Lord no importa ahora, déjame mostrarte como el sexo puede ser una experiencia reconfortante.

Mientras hablaba lo alzo en brazos llevándolo a su dormitorio, dejándolo sobre las finas sabanas. Potter sonrió feliz, mucho más de lo que en mucho tiempo había estado. Su Elegido lo aceptaba, y lo hacía incluso sabiendo lo que había ocurrido mientras había sido prisionero de Voldemort.

Todas las dudas se disiparon y su sangre Assur volvió a tomar el control, terminó de quitar las últimas prendas que evitaban que sus pieles estuvieran en pleno contacto.

- Mío – susurro Harry besando el vientre de Severus, trazando un húmedo camino de besos hasta el erecto miembro que clamaba atención, no se hizo rogar, con una sonrisa traviesa tomo entre sus labios apenas la punta de la erección haciendo que Severus se arqueara con un delicioso gemido.

Mucho era lo que había tenido que aprender durante su cautiverio y siempre se había sentido sucio y culpable cada vez que tocaba a Lucius, pero esta vez no era Lucius, era Severus, su Severus, su Elegido. Lo amaba, ahora se daba cuenta de cuanto lo amaba, iba más allá de sus instintos, más allá de cualquier consecuencia de las pociones o algún hechizo fallido. Estaba enamorado de ese hombre y lo amaba con locura. Lo necesitaba en cuerpo y alma.

Se esmero en sus caricias, queriendo que Severus disfrutara como nunca. Tomó entre sus manos el endurecido pene mirándolo goloso, lo lamió desde la base hasta la punta donde se detuvo a jugar con el pequeño orificio haciendo que el mayor se arqueara gimiendo su nombre. Esparció algunos besos y lametones, mordiendo con mucho cuidado de vez en cuando, mientras con una de sus manos masajeaba los hinchados testículos, la otra acariciaba el músculo alrededor del ano arrancando suaves ronroneos cargados de placer.

- ¡Harry!- jadeo cuando un curioso dedo se atrevió a entrar en él. El aludido lamió la zona con deliberada lentitud, mientras penetraba el estrecho orificio con cadencioso movimiento. Otro dedo se unió al primero mientras la juguetona lengua seguía acariciándolo.

El Gryffindor busco los ojos de Severus, necesitando saber si esta listo, si no se arrepentía. El mayor convoco el lubricante, entregándoselo mientras lo besaba profundamente, Harry esparciendo una generosa porción en su miembro, que hasta el momento no había recibido ninguna atención, durante todo el tiempo preocupado por darle placer a su Elegido no se había preocupado por su propia necesidad.

Pero ahora sentía el cuerpo de su amante retorcerse de necesidad y su propia erección clamando liberación.

Entro suavemente, y Severus se aferro a sus hombros atrayendo su boca para unirse en un beso lleno de pasión. La lengua del mayor acaricio con ternura cada recoveco y su compañera la imito robando cada suspiro y gemido.

Harry comenzó a moverse lentamente, acariciando las estrechas paredes con profundas envestidas. Severus rodeo la cadera de Harry atrayéndolo más cerca, sus manos acariciando los erectos pezones. Harry mordía el cuello del mayor disfrutando de los suspiros y gemidos que emitía éste.

Severus sintió como su magia se fundía con la del Gryffindor, no solo sus cuerpos se unían, también su magia estaba mezclándose, haciéndose una sola, y al contrario de lo que imagino, se sentía bien. Su cuerpo se retorcía de placer, su mente sumergida en las exquisitas sensaciones que le producían las tiernas caricias de Harry. Y su magia ya no era solo suya, podía sentir en cada rincón de su ser la presencia de su amante, no solo en su cuerpo, en toda su esencia estaba la marca del Assur que lo reclamaba como suyo.

Su cuerpo se arqueo en un ángulo casi imposible cuando sintió una nueva profunda envestida y se dejo llevar por el embriagante placer. Se derramo en la suave mano que lo acariciaba con vigor, manchándola con su semen, con otra envestida fue el turno de Harry de sumergirse en una espiral de luces, sintiéndose completo.

Severus estaba adormilado cuando sintió una calida lengua lamer su vientre, Harry con una sonrisa juguetona estaba retirando hasta la última gota de su semilla. Severus le sonrió con ternura, y Harry estuvo seguro se esmeraría cada día en hacerlo sonreír.

- Gracias – susurro Harry acomodándose a su lado en la cama. Apoyo su cabeza en el hueco del cuello depositando leves besos.
- Gracias a ti pequeño- murmuro Severus rodeando la fina cintura tirando de él, haciendo que se acomodara casi sobre su cuerpo.

Harry se estiro tomado las cobijas cubriéndolos a ambos.

- ¿Cuándo me echarás a patadas, Sev?- pregunto medio en broma, medio en serio.
- Mientras me des de estas noches no te alejare nunca- murmuro casi dormido el otro- Y por supuesto, si me vuelves a llamar Sev, Sevy o cualquier otro apodo ridículo te prometo que te daré un soberano castigo.
- ¿Sevy?- Harry frunció el seño- Nunca te llamaría así.

Severus rió de buena gana al ver el mohín de disgusto en la cara de su amante.

- Aunque Sev te seguiré llamando- lo reto el muchacho
- Tendré que castigarte- dijo simplemente el profesor, cada vez más dormido
- Estoy contando con eso- murmuro Harry entre medio de un bostezo

Severus murmuro algo ininteligible antes de caer profundamente dormido, Harry se acomodo contra el tibio cuerpo durmiéndose al instante. Mañana sería otro día y se ocuparían de sus diferencias y sus peleas.

Fin de Capítulo 1

oooOOOoooOOOooo

Earwen Riddle
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