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Fuego de Noche, Nieve de Día

By: Lily-de-Wakabayashi
folder Spanish › Anime
Rating: Adult +
Chapters: 15
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Disclaimer: I do not own Captain Tsubasa, nor the characters from it. I do not make any money from the writing of this story.
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Capítulo 3.

Capítulo 3.

Tanya miraba a Lily con insistencia. La rusa conocía lo suficiente a su compañera como para darse cuenta de cuando ella andaba rara u ocultaba algo. Las dos chicas iban de regreso a la mansión, después de que ambas se aseguraron de que Sakai y Ken estaban en sus hoteles, bien resguardados. El servicio de la agencia Wakabayashi no incluía el horario de 24 horas, únicamente era para fiestas o eventos especiales.

  • ¿Dónde te habías metido?.- quiso saber Tanya.- Hubo un momento en donde no te encontramos por ninguna parte. Hasta Sakai se preguntaba qué rayos había pasado contigo.
  • Andaba buscando información.- Lily tuvo un ligerísimo titubeo.- Escuché a algunos camareros hablar en ruso.
  • ¿En ruso?.- se sorprendió la chica.- ¿Por qué no me dijiste?
  • Porque estabas manoseándote con Ken.- replicó Lily.- No creas que no me di cuenta del descaro con el que ese greñudo con aspecto de lavacoches te metía las manos en el escote.
  • Me estaba sacando una aceituna.- replicó Tanya.
  • Ah, no me digas que él era tu tenedor.- replicó Lily, con sarcasmo.
  • Da lo mismo.- bufó Tanya.- No me cambies el tema ahora. ¿En dónde estabas?
  • Averiguando qué estaba pasando.- Lily trató de mantener la compostura.

Tanya pudo jurar que en el rostro de su amiga apareció el rubor, pero la mexicana se dio la vuelta para que la rusa no lo notara.

  • ¿Y conseguiste averiguarlo?.- preguntó Tanya, dudosa.
  • No.- Lily se puso seria.- Nos descubrieron...
  • ¿”Nos”?.- se sorprendió Tanya.- ¿A quién más cacharon?
  • A Genzo.- Lily comenzó a ponerse del color de la alfombra que tapizaba la limosina, que era de color rojo, obvio.
  • Ah, ¿él también estaba contigo? Eso lo explica todo.- Tanya sabía que había algo más.- Pero aun así, se tardaron mucho... ¿Qué estaban haciendo?
  • Despistando.- Lily ya no podía seguir fingiendo demencia.
  • ¿Se puede saber por qué te pusiste tan roja?.- insistió Tanya.
  • Porque tuvimos sexo.- respondió Lily, más roja que una mezcla de tomates, cerezas y granadas.
  • ¿QUÉ?.- Tanya gritó, como era de esperarse.- ¿TE ACOSTASTE CON GENZO WAKABAYASHI?
  • Cállate.- para fortuna de Lily, ellas iban solas.- Fue algo que tuvimos que hacer, los camareros nos descubrieron y tuvimos que hacernos pasar por dos amantes urgidos.
  • Ah, mira, y como los observaban, decidieron llevar su plan a la acción.- Tanya miró a su amiga con malicia.
  • ¿Qué más hacíamos?.- Lily tosió.- Nos pudimos haber metido en una buena bronca...
  • Mira tú.- Tanya soltó una carcajada.- Bien dicen que del odio al amor no hay más que un paso...
  • Yo no amo a ese niñito rico de papi.- reclamó Lily, furiosa.- Me acosté con Genzo simple y sencillamente por cuestiones de trabajo.
  • Por favor.- Tanya rió a carcajadas.- Eso no te lo cree ni tu abuela, pero como quieras.
  • No vayas a decírselo a nadie.- pidió Lily.- Si el señor Akira se entera de que su hijo y yo nos acostamos, nos despedirá a patadas a los dos. Está prohibido acostarse con los clientes, con mucha mayor razón con los jefes...
  • Eso era lo que te iba a comentar, que está prohibido tener sexo en el trabajo, por eso no te creí por ningún momento tu pretexto.- rió Tanya.- En fin, tranquila, que no diré nada. Solo dime una cosa...
  • ¿Cuál?
  • ¿Es bueno en el sexo? Me refiero a Genzo.- preguntó Tanya.
  • Es un experto.- respondió Lily, sonriendo levemente.- Genzo Wakabayashi es un amante excelente...

La limosina se detuvo brevemente en otro lujoso hotel, del cual salió Arisa, con el cierre del vestido a la mitad y un par de chupetones en el cuello. Lily y Tanya la miraron con las cejas enarcadas.

  • Van a tener que ayudarme a esconder esos moretones.- suspiró Arisa.- Estos mexicanos son difíciles de contener...
  • Y que lo digas.- gruñó Tanya, mirando a Lily.

La chica mexicana tosió y fingió después quedarse dormida. Ya había sido suficiente de emociones por un día...

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Ken Wakashimazu estaba en la bañera, tomando una larga ducha y recordando lo vivido en la noche. Cuando Genzo les había hablado a él y a Misaki sobre la agencia de su padre, Ken pensó que la sola idea de que una mujer lo protegiera era absurda, aunque Taro parecía estar muy familiarizado con el hecho. El portero suplente de la selección era karateca y estaba muy claro que podía protegerse solo, pero aun así Genzo insistió, debido a las amenazas que hacían constantemente los grupos terroristas, de manera que Wakashimazu aceptó y contrató los servicios de la agencia Wakabayashi para que le enviaran una chica que lo protegiera. Y claro, al conocerla, Ken se había quedado con la boca abierta...

Tanya Czorja era la mujer más hermosa que Ken había visto en su vida. La rubia exuberante tenía un cuerpo de miedo y los ojos más impactantes que él hubiese visto jamás... ¡Cuántas ganas le dieron al portero de acostarse con ella en cuanto la vio! Pero según Genzo, eso no estaba permitido... Así pues, Ken tuvo que conformarse con miradas sugerentes y caricias mal disimuladas. Cuando la rusa tiró accidentalmente una aceituna en su escote, Ken sin pensarlo dos veces metió las manos entre esos dos jugosos y blancos pechos (válgame) sin dudarlo ni un instante. Por un momento, Ken pensó que Tanya lo golpearía por semejante atrevimiento, pero ella se limitó a mirarlo con la misma educación con la que se mira a un borracho...

Mientras el agua caía sobre su cuerpo desnudo, Ken recordaba cada escena y cada movimiento leonino de Tanya y comenzó a excitarse. Wakashimazu supo que ese ardor no se le pasaría hasta que no saciara sus instintos en el cuerpo de la rusa, pero dado que ella no se encontraba presente, tuvo que echar mano de su mano amiga y comenzó a autocomplacerse, pensando en Tanya. Al llegar al éxtasis, el karateca pronunció casi a gritos el nombre de la rusa.

Ken terminó de bañarse y se secó con una toalla, pensando en que tarde que temprano tendría que conquistar a Tanya, a como diera lugar...

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Akira estaba preocupado; el informe que le habían dado Genzo y Lily indicaba que había rusos infiltrados en la conferencia de prensa, cosa que no debía ser ya que teóricamene todo el personal del hotel era de procedencia alemana y se suponía que ninguno de ellos había pisado jamás un sitio en donde se hablara ruso.

  • Esto es sospechoso.- comentó Akira.
  • Así es.- asintió Genzo, muy serio.- Más porque estaban hablando en corro.
  • Eso es peor.- gruñó Akira.- ¿Alcanzaron a escuchar lo que decían?
  • Yo sí, y lo entendí.- terció Lily, dando a entender que, aunque Genzo hubiese escuchado algo, no habría comprendido nada.- Algo hablaban de acechar al final de la fiesta, pero no alcancé a escuchar el resto.
  • Debido a que, por culpa del litro de perfume que Del Valle usó, casi nos atrapan.- replicó Genzo.
  • Al menos sé hablar ruso.- replicó Lily.
  • Creo que es suficiente.- intervino Akira.- No importa lo que sucedió, sino que, sea lo que sea que hayan tenido planeado, lo pospusieron y nadie salió herido. No importa nada más.

Lily y Genzo miraron se reojo. Akira notó que había algo raro entre ellos, o sea, él ya sabía que su hijo y su mejor agente no se llevaban bien, pero en ese momento había otro tipo de energía entre ellos que Akira no consiguió precisar...

  • En fin, al menos tuvimos saldo blanco.- concluyó Akira.- Nuestro deber es única y exclusivamente proteger a nuestros clientes en fiestas y eventos y cualquier cosa para la que nos contraten, nada más. Lo que pase con ellos después no es asunto nuestro. Sin embago, hay que tener cuidado y estar precavidos para fiestas futuras.
  • Sí, señor.- dijeron Genzo y Lily, al unísono.
  • Por cierto, Del Valle.- Akira miró fijamente a la chica.- Es una lástima que se haya arruinado el hermoso peinado que traías. ¿Qué sucedió?
  • Un evento sin importancia.- respondió Lily, muy seria.

Akira podría jurar que la chica se ruborizó. Sea como fuere, eso no importaba ahora. Genzo y Lily se despidieron entonces y cada uno tomó por su lado. La mexicana subió las escaleras al segundo piso, hacia su dormitorio, y Genzo se desvió hacia sala, no sin antes mirarla brevemente.

“Se parece un poco a Danny”, dijo una voz en la mente de Genzo.

“¿Te volviste loco?”, replicó otra voz. “¡Claro que no se parece en nada a ella!”.

“Tienes razón, Lily es mucho más enigmática... Y también más bella...”.

Genzo optó por ya no responderse e irse a dormir. Un par de chicas pasaron junto a él y lo saludaron entre risillas de ratón, pero Genzo apenas las tomó en cuenta. La mayoría de las muchachas de la agencia se sentían atraídas por Genzo Wakabayashi, del cual no sabían nada más que era un gran y famoso portero de Alemania y del mundo en general, que ayudaba a su padre cuando tenía tiempo disponible y que no se le conocía novia alguna, aunque se rumoraba que era un excelente amante y que se había acostado con las mujeres más bellas del país. Había una leyenda urbana que decía que en algún momento Genzo se había enamorado de una chica, con la cual iba a casarse pero que falleció en un tiroteo en una fiesta, pero era algo que no estaba confirmado todavía.

Wakabayashi salió de la mansión y enfiló rumbo a su departamento de soltero. Era rara la ocasión en que se quedaba a dormir en la mansión Wakabayashi alemana, aun cuando su padre había acondicionado un lugar para todos sus hijos. Una vez en su departamento, Genzo se acostó en su cama, sin desvestirse, pensando en lo que había hecho esa noche. Se había acostado con su enemiga natural, la mujer que representaba todo lo que él más detestaba y sin embargo, por alguna razón, Genzo no podía dejar de pensar en Lily...

Y esa noche, cuando el portero al fin se quedó dormido, él no soñó con Daniela, como solía suceder, sino con la chica mexicana cuya piel incendiaba al contacto de las manos...

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Tanya miraba a una y después a otra. Lily se cepillaba el cabello pausadamente y Arisa trataba de quitarse los moretones en el cuello con una cuchara de metal.

  • ¿Y bien?.- preguntó Tanya.- ¿Quién de las dos me va a contar primero lo que pasó esta noche?
  • Deberías de haber visto.- tal parecía ser que Arisa solo estaba esperando esa pregunta.- Alejandro era tal y como creí que era, y hasta más.
  • No te habrás acostado con él.- reconvino Tanya, con el ceño fruncido.- Está prohibido hacerlo.
  • Claro que no me acosté con él.- replicó Arisa.- Le dije que no estaba permitido y él lo entendió. ¡Pero vieras que buen agasajo nos dimos! Me llevó, literalmente, a lo oscurito...

Tanya escuchaba con el ceño fruncido, mientras que Lily solo miraba de reojo a través del espejo del tocador frente al cual se hallaba sentada. Arisa comenzó a contar su noche de pasión, por así decirlo. Después de que el cantante mexicano había hecho su presentación en la entrega de premios, no perdió el tiempo en preámbulos y se llevó a Arisa a un sitio tranquilo, en donde habían comenzado las caricias y los besos. Quizás Alex no podría acostarse con Arisa, pero nada le decía que no pudiera besarle el cuello, mientras sus dedos le bajaban la cremallera del vestido para después acariciar la espalda de la chica y de ahí pasarse a sus suaves senos y empezar a masajearlos suavemente. Arisa se estaba encendiendo, más que nada por el hecho de que cierta parte del cuerpo de Alex estaba creciendo cada vez más hasta alcanzar proporciones increíblemente grandes. Arisa llevó sus manos hasta esa zona prominente y comenzó a acariciarla con suavidad, con movimientos circulares persistentes.

  • Eres deliciosa.- comentó Alex, entre beso y suspiro.

Después, los dedos de él se fueron a acariciar la entrepierna de Arisa y comenzaron a subir. La chica creyó que no iba a tolerarlo por mucho tiempo más... Y en ese momento, Alex recibió una llamada importante.

  • No sé que hubiese pasado de no haber tenido esa llamada.- suspiró Arisa.- Quizás nos hubiéramos acostado en ese instante...
  • Suerte para ti.- gruñó Tanya.- Si el jefe se entera, te pone de patitas en la calle.
  • Ésa es mi frase.- gruñó Lily.- No me la copies.
  • Sí, pero no tienes derecho a usarla.- replicó Tanya.- Después de acostarte con el hijo del jefe, es eso lo que te harán si llegan a enterarse.
  • ¿QUÉ?.- gritó Arisa.- ¿Te acostaste con Kenji?
  • No.- respondió Lily, sinceramente.- Kenji es de Vicky.
  • ¿Entonces con Touya?.- continuó Arisa.- ¡Él está casado!
  • Fría, fría, tan fría como Siberia.- gruñó Tanya.- Se acostó con Genzo.
  • ¿Qué?.- Arisa se puso de pie.- ¿TE ACOSTASTE CON GENZO?
  • Habla más fuerte, por favor.- pidió Lily.- Creo que no te escucharon en tu natal Argentina...
  • No puede ser.- musitó Arisa.- ¿Te acostaste con Genzo? ¿Con el Niñito de Papá? ¿Te volviste loca?
  • No, no me volví loca, y sí, me acosté con él.- replicó Lily.
  • Bien, dime quién eres y en donde dejaste a mi amiga.- suspiró Arisa.- ¿Qué fue lo que pasó?
  • No tengo nada que decir al respecto.- respondió Lily, poniéndose de pie.- Tengo sueño, voy a dormirme.

Arisa volteó a ver a Tanya, pero ésta se encogió de hombros. El mundo se había vuelto loco.

Lily no pudo dormir de momento, pensando en Genzo. Claro que era un excelente amante, por supuesto que sí. El portero la había hecho gozar como nunca nadie antes lo había hecho. Era como si Genzo conociera cada uno de los rincones de su cuerpo y supiera cómo hacerlos vibrar...

Lo peor del caso no era eso. Lo peor del caso era que Lily deseaba volver a repetir la experiencia...

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