Nunca juegues con un escorpión
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Spanish › Originals
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Adult ++
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Disclaimer:
This is a work of fiction. I do not know the celebrity I am writing about. I do not make any money from the writing of this story.
Buenos días
Capítulo VII
Buenos Días
Una mezcla de magia y ternura invadía los corazones de aquellos muchachos. La noche había sido larga y había culminado con mucha fatiga, sin embargo el deber llamaba y el trabajo era el trabajo, o al menos eso fue lo que le dijo Marco a Gael mientras se abrochaba la camisa.
- ¿No puedes faltar un día?
-Te recuerdo que ayer falté y además cuentan conmigo
-Diles que te enfermaste
-Lo siento, pero realmente tengo que ir
-Ya que…
-Pero quiero decirte algo antes de irme
-¿Qué?
- Lo de anoche…
- ¿Si?
-Fue perfecto, tal y como me lo prometiste y quiero darte las gracias por eso, por cumplir tu promesa
- Lo mismo digo
-Bien, supongo que debo irme
-Si, supongo que si
-¿Gael?
-¿Si?
-Te amo
-Yo también te amo Marco
-Nos vemos después
-Aja…
Marco salió de la casa. Gael estaba muy agotado por lo que no tardó en dormirse de nuevo.
*
-¿Le llamaré o voy a su casa? ¿Estará ocupado? ¿Qué haré?-pensaba Dana- Mejor primero le llamo a su casa
Dana marcó el número pero se sorprendió, pues después de marcar 20 veces, finalmente le contestó una chica cuya voz se le hacía bastante familiar.
-El número que usted marcó está fuera de servicio, no es necesario que lo reporte.
-¿Qué cosa? ¿Cómo es posible? ¿No habrá pagado el teléfono? ¿Lo descolgaría?
Dana no se había percatado de que en las últimas ocasiones había sido Gael quien la llamaba y que hacía demasiado tiempo que ella no marcaba ese número.
-Bueno, supongo que debo ir a su casa… lo más seguro es que no quiera hablar conmigo desde lo último que pasó.
*
Al medio día, doce de la tarde, el sol en todo su esplendor quemaba la cara de un lindo e inocente muchacho de piel morena llamado Antonio, quien observaba a una linda chica en la casa de enfrente.
*
Gael acababa de despertarse, su rostro se veía luminoso y a la vez agotado. Caminó hasta la cocina y cortó un pedazo de pie. Sacó un plato y una taza. Colocó el pedazo de pie en el plato y sirvió leche en el vaso. Se sentó en la mesa y empezó a desayunar.
*
Dana no podía creer lo que sus ojos veían. Cuando llegó a la casa de Gael se percató de que estaba completamente vacía y se sorprendió mucho más cuando notó el letrero que colgaba de la puerta. “EN RENTA” decía.
-¿Qué significa esto? ¿Desde cuando ya no vive aquí? ¿Cómo lo encuentro ahora? Me siento como una tonta, de verdad no lo entiendo, se supone que éramos amigos, debió contarme esto… o tal vez se acaba de mudar, pero entonces cómo es que la casa ya está completamente vacía. Bueno, apuntaré el teléfono y llamaré en la tarde con el pretexto de querer rentar la casa. Supongo que en algún momento tendré que hablar con él. ¿O será su nuevo teléfono? ¿Qué será esto?
-Buenos días ¿Puedo ayudarte en algo?- preguntó un muchacho
- Eh… no, gracias
-¿Vas a rentar la casa?
- Eh… no…
-Mmmm… y ¿cómo te llamas?
- ¿Cómo me llamó? Me llamo Dana pero ¿qué no tienes algo mejor que hacer?
- No
- Bueno ya me voy
-Espera, se supone que debes de preguntarme cómo me llamo
- Pero si ni me importa
- Entonces eres una grosera
- Si yo soy grosera, entonces tu eres un igualado y desagradable chismoso
- Gracias por el cumplido
- Denada
- Disculpa, no fue mi intención molestarte. Se me hace tarde para mi quimioterapia, adiós.
-¿Quimioterapia?
-Si, en fin, adiós- contestó el muchacho y se dio la media vuelta
Dana se sintió muy mal, tan mal que se retracto de lo que había dicho e intentó solucionar el daño, cosa que no era muy común en ella.
-No, espera, lo siento, no tenía idea- gritó Dana
- No te compadezcas de mí sólo por eso…
-¿Cómo te llamas?
- Me llamo Antonio…oye ¿me das tu teléfono?
-¿Qué? No, no te conozco…
-Bien, entonces me voy, debí imaginarlo, las mujeres siempre me rechazan…
- Bueno, bueno… es 53785676
-¿Lo repites?
- 53785676 ¿feliz?
-Si
-Ya me voy Antonio, cuídate
-Tu también Dana, fue un placer conocerte
Dana subió en su automóvil y se fue. Antonio se dirigió hacia su casa.
- ¡Qué tonta! Se tragó lo del cáncer…pero es realmente linda…
*
Habían dado las 3 de la tarde y el turno de Marco había terminado. Fue al baño y se cambió el uniforme por la ropa casual. Se despidió de sus compañeros y se dirigió hacia su casa.
*
Gael se encontraba en su escritorio de trabajo cuando alguien llamó a la puerta. Se puso de pie y bajó corriendo.
-¿Me abres? Estaba tan distraído en la mañana que olvidé mis llaves
-Si
Gael abrió la puerta y Marco entró con una película en la mano
-¿La vemos?
-Mmmm… estaba trabajando en la novela, pero supongo que no pasa nada si me tomo un tiempo
-¡Genial! Jaja…
Entraron a la casa y se dirigieron a la televisión. Comenzaron a ver la película.
*
-De verdad que no lo entiendo, esto es el colmo, comienzo a pensar que nunca le importé, porque si le importará me habría dicho algo o ya me hubiera llamado. ¿Llamo o no llamo? Llamo- pensaba Dana
*
Marco y Gael se encontraban sentados en la sala, comían palomitas y veían la película que Marco había llevado.
-Voy por refresco, ¿quieres algo?- preguntó Gael
-No gracias
Gael se levantó y se dirigió a la cocina para servirse refresco pues las palomitas ya le habían secado la boca. El teléfono sonó.
Buenos Días
Una mezcla de magia y ternura invadía los corazones de aquellos muchachos. La noche había sido larga y había culminado con mucha fatiga, sin embargo el deber llamaba y el trabajo era el trabajo, o al menos eso fue lo que le dijo Marco a Gael mientras se abrochaba la camisa.
- ¿No puedes faltar un día?
-Te recuerdo que ayer falté y además cuentan conmigo
-Diles que te enfermaste
-Lo siento, pero realmente tengo que ir
-Ya que…
-Pero quiero decirte algo antes de irme
-¿Qué?
- Lo de anoche…
- ¿Si?
-Fue perfecto, tal y como me lo prometiste y quiero darte las gracias por eso, por cumplir tu promesa
- Lo mismo digo
-Bien, supongo que debo irme
-Si, supongo que si
-¿Gael?
-¿Si?
-Te amo
-Yo también te amo Marco
-Nos vemos después
-Aja…
Marco salió de la casa. Gael estaba muy agotado por lo que no tardó en dormirse de nuevo.
*
-¿Le llamaré o voy a su casa? ¿Estará ocupado? ¿Qué haré?-pensaba Dana- Mejor primero le llamo a su casa
Dana marcó el número pero se sorprendió, pues después de marcar 20 veces, finalmente le contestó una chica cuya voz se le hacía bastante familiar.
-El número que usted marcó está fuera de servicio, no es necesario que lo reporte.
-¿Qué cosa? ¿Cómo es posible? ¿No habrá pagado el teléfono? ¿Lo descolgaría?
Dana no se había percatado de que en las últimas ocasiones había sido Gael quien la llamaba y que hacía demasiado tiempo que ella no marcaba ese número.
-Bueno, supongo que debo ir a su casa… lo más seguro es que no quiera hablar conmigo desde lo último que pasó.
*
Al medio día, doce de la tarde, el sol en todo su esplendor quemaba la cara de un lindo e inocente muchacho de piel morena llamado Antonio, quien observaba a una linda chica en la casa de enfrente.
*
Gael acababa de despertarse, su rostro se veía luminoso y a la vez agotado. Caminó hasta la cocina y cortó un pedazo de pie. Sacó un plato y una taza. Colocó el pedazo de pie en el plato y sirvió leche en el vaso. Se sentó en la mesa y empezó a desayunar.
*
Dana no podía creer lo que sus ojos veían. Cuando llegó a la casa de Gael se percató de que estaba completamente vacía y se sorprendió mucho más cuando notó el letrero que colgaba de la puerta. “EN RENTA” decía.
-¿Qué significa esto? ¿Desde cuando ya no vive aquí? ¿Cómo lo encuentro ahora? Me siento como una tonta, de verdad no lo entiendo, se supone que éramos amigos, debió contarme esto… o tal vez se acaba de mudar, pero entonces cómo es que la casa ya está completamente vacía. Bueno, apuntaré el teléfono y llamaré en la tarde con el pretexto de querer rentar la casa. Supongo que en algún momento tendré que hablar con él. ¿O será su nuevo teléfono? ¿Qué será esto?
-Buenos días ¿Puedo ayudarte en algo?- preguntó un muchacho
- Eh… no, gracias
-¿Vas a rentar la casa?
- Eh… no…
-Mmmm… y ¿cómo te llamas?
- ¿Cómo me llamó? Me llamo Dana pero ¿qué no tienes algo mejor que hacer?
- No
- Bueno ya me voy
-Espera, se supone que debes de preguntarme cómo me llamo
- Pero si ni me importa
- Entonces eres una grosera
- Si yo soy grosera, entonces tu eres un igualado y desagradable chismoso
- Gracias por el cumplido
- Denada
- Disculpa, no fue mi intención molestarte. Se me hace tarde para mi quimioterapia, adiós.
-¿Quimioterapia?
-Si, en fin, adiós- contestó el muchacho y se dio la media vuelta
Dana se sintió muy mal, tan mal que se retracto de lo que había dicho e intentó solucionar el daño, cosa que no era muy común en ella.
-No, espera, lo siento, no tenía idea- gritó Dana
- No te compadezcas de mí sólo por eso…
-¿Cómo te llamas?
- Me llamo Antonio…oye ¿me das tu teléfono?
-¿Qué? No, no te conozco…
-Bien, entonces me voy, debí imaginarlo, las mujeres siempre me rechazan…
- Bueno, bueno… es 53785676
-¿Lo repites?
- 53785676 ¿feliz?
-Si
-Ya me voy Antonio, cuídate
-Tu también Dana, fue un placer conocerte
Dana subió en su automóvil y se fue. Antonio se dirigió hacia su casa.
- ¡Qué tonta! Se tragó lo del cáncer…pero es realmente linda…
*
Habían dado las 3 de la tarde y el turno de Marco había terminado. Fue al baño y se cambió el uniforme por la ropa casual. Se despidió de sus compañeros y se dirigió hacia su casa.
*
Gael se encontraba en su escritorio de trabajo cuando alguien llamó a la puerta. Se puso de pie y bajó corriendo.
-¿Me abres? Estaba tan distraído en la mañana que olvidé mis llaves
-Si
Gael abrió la puerta y Marco entró con una película en la mano
-¿La vemos?
-Mmmm… estaba trabajando en la novela, pero supongo que no pasa nada si me tomo un tiempo
-¡Genial! Jaja…
Entraron a la casa y se dirigieron a la televisión. Comenzaron a ver la película.
*
-De verdad que no lo entiendo, esto es el colmo, comienzo a pensar que nunca le importé, porque si le importará me habría dicho algo o ya me hubiera llamado. ¿Llamo o no llamo? Llamo- pensaba Dana
*
Marco y Gael se encontraban sentados en la sala, comían palomitas y veían la película que Marco había llevado.
-Voy por refresco, ¿quieres algo?- preguntó Gael
-No gracias
Gael se levantó y se dirigió a la cocina para servirse refresco pues las palomitas ya le habían secado la boca. El teléfono sonó.