Nunca juegues con un escorpión

Antes de empezar: Mis capítulos como observarán a partir de este momento, no suelen ser muy largos, ojalá eso no les represente un problema ˆ-ˆ , trataré de cambiar eso.
Lamento mucho si en estos momentos la historia parece muy hetero y no le doy mucha importancia a Marco, pero creanme, es necesario.

Capítulo 1
Despedida


El sol se ocultaba mientras Dana y Gael conversaban en el restaurante bohemio del pueblo. La trova triste que alimentaba sus oídos era perfecta para la ocasión.

- Lamento mucho que ya no pueda sentir lo mismo- fue la conclusión que le dio Dana a la larga platica que tuvieron aquella tarde- pero creo que lo mejor es hablarte con la verdad.

- Te lo agradezco- dijo Gael — sólo dime una cosa, además de perder a mi novia ¿perdí a mi mejor amiga?

-Sabes que no, a pesar de todo, tú eres muy importante para mí, así que siempre seré tu amiga, te lo prometo.

- Es bueno oír eso, ¿te acompaño a tu casa?

-No, creo que lo mejor es que me vaya sola.

-De acuerdo…

Una lágrima escapaba del ojo de Dana mientras se despedía de Gael, pero ambos sabían que las cosas habían cambiado y que no volverían a ser igual. Lo mejor era optar por caminos diferentes y seguir con sus vidas.


*


Gael llegó a su casa y se sentó en la cama. Sintió un ligero vacío, ya no tendría con quien compartir esa cama. Se recostó y siguió pensando. Había algo que le sorprendía, algo que no quería explicarse y que hasta cierto punto conocía en su interior.
¿Por qué no se sentía del todo mal? ¿Por qué sentía como si hubiera tenido sólo un mal día en el trabajo y no como si hubiera perdido algo que realmente amaba? ¿Realmente había amado a Dana? Así siguió pensando hasta quedarse dormido.

Capítulo 2
El Cumpleaños de Dana


Habían pasado ya dos años desde que Dana y Gael habían terminado con su relación. La promesa que Dana le había hecho a Gael seguía vigente, tanto, que Gael le había preparado una gran fiesta sorpresa para el día de su cumpleaños.

Las luces estaban apagadas y Dana entraba tristemente a su casa, pues aparentemente, todos habían olvidado aquella fecha tan especial. De repente las luces se encendieron y sonidos hechos con espanta-suegras se escucharon al unísono de un “¡Sorpresa!”.

- ¡Los odio malditos!, ¿por eso no se acordaron? Ay los amo, que ingenio tienen…

- Hasta crees que olvidaríamos tu cumpleaños- le dijo Gael- aquí lo tengo bien apuntado, ¿lo ves? Dice “Cumple de Dana”, 2 de noviembre.

- Yo no necesito apuntarlo- dijo una muchacha de cabello rojizo

- ¿Qué insinúas Mariana?- le dijo Gael

- Insinúa que ella si es una gran amiga, jajajajajajaja- contestó Dana

- No te vuelvo a organizar una fiesta en toda mi vida- dijo Gael bromeando

-Ya basta, parece que siguen siendo novios- dijo Mariana en un tono pícaro

- Ha pasado mucho tiempo, ¿no crees Gael?- le preguntó Dana mientras lo tomaba del brazo y caminaban lejos de las demás personas

-¿Qué haces?- le preguntó Gael al ver que la situación se ponía un tanto romántica

- Nada- contestó e hizo una pausa- gracias por la fiesta- después le dio un beso en la mejilla y volvió con la multitud.

Gael meditó unos minutos sobre lo sucedido, pero pensó que lo mejor era volver a la fiesta y hacer como si nada, pues creía que la provocación de Dana, tal vez sólo habría sido un pensamiento paranoico o incluso egocentrista de su parte y que no estaba pasando absolutamente nada.

Pasaron las horas y el alcohol empezó a tener efecto en las personas. La música estaba a todo volumen, la gente fumaba, gritaba, bailaba y Dana sólo pensaba en Gael. No podía seguir ocultando sus sentimientos, ella seguía amando a Gael, tenía que decírselo. Sin pensarlo dos veces, Dana se acercó a Gael y lo besó. Eran tan dulces sus labios. El chico de cabellera rizada se resistió, pero tras varias copas de licor, su mente no parecía pensar demasiado. Terminó por cooperar con aquel beso y las personas al verlos sólo pudieron soltar un grito de fanatismo:

-¡Otro! ¡Otro!
-¡Qué besote!
-¡Ea!

Eran sólo algunos de los gritos que se oían en la sala.

Dana y Gael se quedaron viendo uno al otro, pero Dana no pudo esperar más y comenzó a desabrocharle la camisa y a gritar que todos se largaran.

-¡Qué desagradable!- pensaba Mariana- está bien que se reconcilien, pero creo que pueden esperar…

Este pensamiento cruzaba por la mente de varios de los invitados que acabaron por irse de la fiesta cuando Gael comenzó a quitarle la blusa a Dana.

El lugar quedó vacío.

Gael y Dana continuaron con lo que habían empezado, pero de pronto, antes de llegar al climax de aquel momento, Gael recobró el sentido y se separó de Dana. Tomó sus cosas y comenzó a vestirse.

-¿Qué haces? ¿Qué pasó?- preguntaba Dana desesperada
-Lo siento Dana, no puedo- se abrochó el cinturón y salió de la casa.

Dana se quedó desconcertada pero a la vez feliz, feliz porque ella creía que aunque Gael hubiera estado inconsciente y se hubiera retractado de repente, los sentimientos que ella tenía por él, debían de ser los mismos que él tenía por ella. Llena de ilusiones por el regreso de su amado, Dana cerró los ojos y se quedó dormida.