El hechizo de la serpiente
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Disclaimer:
I do not own the anime/manga that this fanfiction is written for, nor any of the characters from it. I do not make any money from the writing of this story.
Mascarada
No es mi costumbre el escribir historias románticas, o mejor dicho, convencionalmente románticas. Desde siempre, he tenido un gusto por las parejas poco convencionales tanto en el anime como en cualquier otro medio, y un particular gusto por la literatura erótica, en especial por las obras del “Marqués de Sade”.
Es así como nace este fan fiction, quizás uno de los más extraños que hayan podido leer sobre Naruto, ya que la pareja principal recae no sobre los clásicos personajes que leo a menudo como las posibles y ya bien sonadas parejas, por ejemplo NaruHina, SasuSaku, etc, sino por las más extrañas y poco pensadas hasta ahora. Aunque no debo negar que tengo debilidades por algunas de éstas, que también pienso incluir en el fic.
No pienso decir en esta introducción, quien será la protagonista de la historia, pero prefiero que lo descubran a medida que van leyendo párrafo a párrafo (aunque no creo que sea tan difícil de adivinar), lo que sí puedo adelantar es que el protagonista para esta historia, es uno de mis personajes favoritos, y al cual considero increíblemente sexy: Orochimaru.
Tampoco puedo decirles que será una historia excesivamente romántica y apropiada para cualquier lector. No. El tipo de historias que siempre escribí, es una mezcla de sadismo, erotismo y altas dosis de situaciones de tensión sexual. Si no son de las personas a las cuales les gusta experimentar las situaciones fuertes, la literatura gótica, o gore, mejor absténganse de seguir leyendo.
Otra nota al respecto de la historia: se ubica en un universo alterno al de Naruto. Es decir, los hechos relatados aquí, no coinciden con los hechos relatados en el anime o el manga, y aunque guarden cierta relación en la línea del tiempo, no son necesariamente los mismos. También, tomen en cuenta, que para este universo, cuando los personajes se ubican en el pasado (lo que correspondería a la primera parte de Naruto, antes de Shippuuden) los personajes más jóvenes (como Naruto, Sasuke, Sakura y compañía) no tienen la edad que les corresponde, sino un aproximado de 17 a 18 años, y lo que correspondería a Shippuuden, lo he considerado como 20 a 21 años, ya que de acuerdo a la naturaleza de las situaciones en el fic, y el tipo de pensamientos y acciones, una edad más madura es requerida.
Sin más que agregar, y para no aburrirlos, los dejo con este extraño y retorcido fic, dividido en seis capítulos, no apto para gente rosa, ni convencionalista.
Disclaimer: Naruto no me pertenece ni porque renuncie a todas las galletas en el mundo. Este es solo un fan fic basado en los personajes de la serie. (*llora* ToT!)
Naruto pertenece a Masashi Kishimoto
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Mascarada
Su larga lengua se deslizaba como una de las tantas serpientes que habitaban en su cuerpo. Orochimaru rodeó con ella el blanco y delicado cuello de la kunoichi, quien se estremecía en placer cuando la saliva amarga de su amante se mezclaba con el sudor proveniente de su juvenil e inexperto cuerpo, que caricia con caricia, se preparaba para recibir el palpitante miembro del ninja, hambriento por lujuria y cegado por la pasión del momento.
Nunca se supo como Orochimaru se había infiltrado en Konoha, o los motivos que había tenido para hacerlo, lo único que se supo, es que se había llevado, una vez más a un ninja de la aldea consigo, nuevamente, aduciendo que fue “su propia voluntad”.
Ella sabía quien era. Lo sabía perfectamente, pero había también algo en ella que deseaba averiguar. Durante años, había oído relatos sobre los terribles experimentos que Orochimaru había realizado, y luego, durante los exámenes de chuunin se había enfrentado a él. Sabía perfectamente todos los crímenes que había cometido, desde su huída de Konoha, su paso por Akatsuki, y finalmente, lo que había hecho en la pasada invasión a la aldea. Sin duda, de todos los hombres en el mundo, él era el peor que hubiera escogido como una potencial pareja.
Lo que ella no sabía es que durante todos sus años de entrenamiento ninja, había generado una pasión secreta por el sadismo, la violencia y en especial por el sexo, aunque nunca se había atrevido a probarlo, debido a los comentarios que había oído de otras mujeres, al decir que la primera vez siempre era dolorosa, y aunque hubiera querido, no había encontrado la pareja ideal que cubriera sus expectativas, o sus fantasías más salvajes, provocadas en noches de autocomplacencias, donde su única compañera era su mano, que cada vez le gustaba explorar más y más en sus partes íntimas, jugando entre su clítoris y los pliegues de su femineidad, buscando cada vez extender más el placer que sentía, pero muy en el fondo, sabía que necesitaba algo más que aquellas noches para completar el erotismo de sus pensamientos y la urgencia de su cuerpo.
Un día, en una de sus clases como genin, había escuchado una conversación entre sus profesores. Hablaban con odio sobre todo lo que Orochimaru, aquel sannin legendario, había hecho a la aldea, de las aberraciones que había causado, y de todos aquellos males provocados por su insaciable búsqueda del poder. Y en cada palabra, en cada frase, en cada oración, sentía algo tan extraño, como el intenso cosquilleo entre sus piernas, y el temblor en sus manos. ¿Sería acaso el oír sobre tan pervertidas y aberrantes historias, una fuente de placer para ella misma? ¿Acaso estaba su cuerpo alertándole sobre él? ¿Sería él el único ser que pudiera satisfacer todas aquellas fantasías llenas de violencia, sangre y perversión?
No. Su mente llena con deberes y lealtad hacia Konoha se lo impedían. Orochimaru era el peor traidor, el enemigo, un hombre repulsivo y sanguinario, que solo se interesaba en amarse a sí mismo, y no estar satisfecho hasta completar su ansia por el poder. Cada vez más y más, sin importarle los medios, o a quien debiera destruir para lograrlo. Y ella lo odiaba por eso.
Pero también había algo que le atraía de él, sin embargo, decidió guardárselo para siempre en un recóndito lado de su mente y su corazón, en donde había guardado también, todos aquellos sueños sádicos y eróticos, antes de convertirse en una chuunin, y renunciar a todos aquellos placeres que se provocaba en las noches más salvajes que pasaba sola, encerrada en su habitación.
Desde que había conocido a su equipo, y su mentor Jounin, había cambiado mucho. No había vuelto a masturbarse nunca más, ni había vuelto a pensar en su pasión escondida por un enigmático hombre como Orochimaru. Al contrario, desde el día de los exámenes de chuunin, y la invasión a Konoha, había decidido odiarlo, despreciarlo como a una vil rata, o a una cucaracha, a la cual se le aplasta sin la menor piedad, sobre todo por lo que él había hecho.
Así es, Orochimaru le había arrebatado lo que ella finalmente había decidido como el nuevo poseedor de su corazón y sus pensamientos. Durante muchos años, ella había vivido dividida entre sus lascivos pensamientos hacia el Orochimaru del pasado, que le atraía tanto, y el joven ninja de la mirada distante y reservada, que la había hecho pasar por los sueños más húmedos, y ahora compartía algo más que un equipo con ella, sino también una amistad. Finalmente había creído tener una oportunidad con él, e iniciar una relación adulta, pero el sannin se llevó a Sasuke de su lado, y con él, aquella mascarada que tapaba su lado más salvaje e impulsivo, que esa noche, había vuelto a despertar.
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El día que él había entrado en Konoha, ella se encontraba entrenando en medio de uno de los bosques que rodeaban a la aldea. Tras un largo y exhaustivo entrenamiento, se encontraba agotada, con tan solo suficiente capacidad como para dejar a sus pensamientos vagar libremente por su cabeza, mezclando recuerdos de misiones pasadas, con tareas y enseñanzas de su ahora maestra. Su uniforme estaba mojado de pies a cabeza, cubierto por el sudor provocado por el ejercicio realizado, y tras lavarse la cara en el riachuelo que pasaba cerca del bosque, se dirigía a su casa a descansar un poco.
De pronto, un extraño pensamiento cubrió a los otros, y se apoderó de su mente. Había vuelto a recordar su pasión oculta por el sadismo, y la noche en la que por primera vez, decidió dar una probada a lo que cualquier persona, hubiera considerado un acto retorcido y digno de ser llevado a un manicomio.
Esa vez, se encontraba en una de sus tantas noches de placer, explorando son sus dedos los pliegues de su vagina, e incrustando suavemente un dedo en su entrada, cuando una idea pasó por su mente. Tomó un kunai de su mochila, y acercándolo peligrosamente a uno de sus brazos, lo deslizó por su pálida piel, dejando a su paso, una hilera de sangre, que muy pronto comenzaba a brotar, tibia y resbaladiza, sobre sus dedos y su vientre. El placer que le provocó este acto, la hizo estremecer de tal manera, que los gemidos suaves con los que antes expresaba su estado de ánimo, se convirtieron en gritos, y sus ahora dos dedos, se incrustaban más profundo en su cavidad, hasta por fin, experimentar su primer orgasmo y quedar rendida sobre su cama, tras haberse curado la herida.
Desde aquel día, había intentado otro tipo de formas de complacerse, cortándose a veces, o aguantando la respiración mientras se masturbaba, y muy pronto había adquirido el gusto de leer libros eróticos, donde aprendía nuevas formas de complacer a sus futuros amantes, y miles de posiciones sexuales que le hubiese gustado probar, sin embargo, aún seguía siendo virgen, y aún seguía teniendo en cuenta, de que aquello que hacía, no era para nada sano, y sería condenada inmediatamente, si alguien llegara a enterarse de sus actos en la intimidad.
Todos estos años había vivido reprimida, con el único escape de descargar toda su ira y frustración, en los poderosos golpes que daba, aprendidos con gran esmero de Tsunade, y eso era exactamente lo que estaba haciendo esa noche, tras un pequeño e involuntario accidente que le había pasado en la mañana.
Como todas las mañanas, se dirigía a entregar las diligencias ordenadas por la Hokage, cuando por una de las calles, se cruzó con Naruto, quien presto al momento, se ofreció de voluntario a ayudarle, aunque más acompañarle, hasta la entrada de Konoha.
- Sakura-chan, ¿Qué haces levantada tan temprano? – preguntó el joven ninja
- ¿Cómo? Ay, Naruto, ¿llevo tanto tiempo haciendo lo mismo, y aún no sabes que es mi tarea el llevar estos informes a la entrada de la aldea, cada mañana?
- Pues – respondió balbuceando y esbozando una risa cortada – tú sabes que no le presto mucha atención a cosas como esas
- ¡Pero paso todos los días frente a tu casa!
- ¿En serio? (¿¡Ella pasa todos los días frente a mi casa, y no me he dado cuenta!? – pensó Naruto, mientras mostraba una de sus típicas expresiones de sorpresa, con los ojos en blanco y la boca abierta) Ah, pues no lo noté, ah, ah… nop, para nada…
- Ay, Naruto, la verdad no sé que vamos a hacer contigo – respondió la kunoichi, exhalando una bocanada de aire, y llevándose la mano a la frente – No tienes remedio.
- Ehm, ¿Sakura-chan? – preguntó dubitativo el ninja
- ¿Sí?
- ¿te importaría si te acompaño hoy hasta la entrada?
- ¿Oh, y ahora, a que viene eso?
- Bueno… lo que pasa es que… hace mucho tiempo que no caminamos juntos, siempre lo hacemos en una misión, pero andamos acompañados por Sai, o por Yamato o Kakashi-sensei, y nunca tenemos tiempo para conversar…
Nunca había visto a Naruto con tanta nostalgia antes. Era verdad cada palabra que expresaba. Los dos se habían vuelto muy buenos amigos con el paso del tiempo, pero cada vez que ambos buscaban un momento para conversar sobre temas tan triviales como el de cómo estaba el clima, o sobre como iban en los entrenamientos, o algo tan misterioso e intrigante para la misma Sakura: los años que Naruto pasó entrenando con Jiraiya.
Naruto podría ser cualquier tipo de persona, excepto algo: él nunca mentía. Y sabía que en ese momento, estaba siendo tan sincero como siempre. Sin dudarlo, aceptó su petición, y comenzaron a caminar juntos hacia la entrada de Konoha.
Después de que Sakura dejó su encargo, ambos fueron a comer el bien apreciado ramen de Naruto en Ichirakku, ninguno de ellos había desayunado, así que un plato de comida no les caería para nada mal.
Todo iba muy bien hasta ese punto. Ambos finalmente habían podido conversar y ponerse al día en todo lo que querían, hasta que el hambre insaciable de Naruto por el ramen, había arruinado todo.
La tienda andaba llena esa mañana, y ni el dueño o su hija podían atender a todas las personas como hubieran deseado. Naruto andaba ya por su cuarto plato de ramen, cuando decidió que un quinto no le caería para nada mal, y tras levantar el tazón blanco vacío y no recibir respuesta alguna, comenzó a impacientarse.
Ni Sakura pudo darse cuenta cuando el ninja travieso se levantó de la silla y se escabulló detrás del mostrador, para tomar una porción más directamente de la cacerola. Ella solo lo siguió, con el propósito de detenerlo, y ahorrarle un problema tanto a él, como a ella. Él ya se estaba sirviendo en el tazón, cuando forcejearon con ella por una última cucharada
- Naruto, ¡basta ya con eso, nos meterás en problemas a ambos!
- ¡Pero Sakura-chan, tengo hambre, y de todas formas pagaré el plato!
- ¡nada de peros, debes esperar hasta que te atiendan y te den una ración más! – respondió la kunoichi, intentando calmarse – ahora, deja el plato, y volvamos a la mesa a sentarnos y esperar que nos sirvan
- Pero Sakura-chan, ya me lo serví, y además escogí una buena porción – lloriqueó Naruto
- ¡Que no! ¡Deja el plato!
- ¡Pero ya lo serví!
Ambos siguieron en su forcejeo, cuando el plato se rompió, producto de la fuerza de Sakura, y ambos cayeron al piso, uno sobre el otro, estando Sakura tendida en el suelo, y Naruto sobre ella.
Ni el paso de los años habían podido borrar los sentimientos de Naruto hacia ella, y aunque eran muy pocos, nada le impedía frenar su instinto masculino, y no pudo evitar el percatarse de lo bonita que se veía ese día su compañera, sonrosada en ese momento por la discusión, y postrada debajo de su cuerpo, y eso fue algo que no pasó desapercibido por su miembro, que inmediatamente se puso en alerta, a cualquier movimiento de ambos.
Esta acción tampoco fue desapercibida por Sakura, quien sintió el miembro de Naruto rozar contra su montículo, y el solo roce de ambos, mezclado por las respiraciones entrecortadas y la cercanía uno del otro, despertó los años de deseos reprimidos en ella, y la hizo soltar un pequeño gemido, casi imperceptible.
Sakura se levantó inmediatamente, empujando a Naruto a un costado con violencia, y se alejó del lugar, pese a los gritos del dueño, quien inmediatamente regañó al shinobi por los desastres en la cocina, y los gritos de Naruto, que la llamaban diciéndole que se detuviera.
Durante todo el día, Sakura no podía pensar en otra cosa, sino en masturbarse y volver a probar su instinto sádico, y todo ello le hizo recordar a la antigua pasión que sentía por aquel ninja traidor. “No, Sakura, no debes hacer eso, no está bien. Eso fue solamente una enfermedad, y hace mucho tiempo que te curaste de ella” se repetía constantemente. Al final, decidió que debería descargar sus deseos, entrenando hasta más no poder, quedando exhausta, tan cansada que ni su mente pudiera divagar y encontrar el mas mínimo deseo por el sexo.
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Orochimaru corría rápido por las amplias y coloridas calles de Konoha, ahora cegadas por la noche, y una densa neblina que rodeaba todo a su paso. Fue allí donde ella lo vio, envuelto en una ola de misterio, y con el cabello humedecido por las gotas de rocío, alborotado alrededor de su rostro, y solo dejando ver entre ellos, los amarillos y misteriosos ojos de aquél hombre pálido como la nieve, pero con una presencia tan poderosa como él solo podía mostrar.
Su primera reacción fue el evadirlo, escondiéndose rápidamente detrás de una pared, pero sin poder evitar el mirar de reojo a aquel hombre que había sido motivo de sus más oscuros deseos carnales. Las piernas le temblaban, y aunque su razón como ninja era el alertar a todos los demás, su pasión como mujer era el espiarlo, y acercársele cuanto más pudiera.
Siguió al sannin durante todo su recorrido, intentando el ser lo más sigilosa posible. Escondida tras las paredes, y solo con la vista en la espalda de Orochimaru, Sakura no podía creer en lo que estaba haciendo. ¿Acaso se había vuelto loca? ¿Por qué no corría a avisar a Kakashi, Jiraiya o a su maestra Tsunade sobre la visita no deseada del ninja traidor?
Por un momento, la niebla fue tan espesa, que perdió a Orochimaru de vista. Si cinco segundos significaran la duración de una vida, entonces ella podría decir que así fue. Con tan solo un parpadeo, la figura del ninja desapareció, y fue muy tarde cuando ella se percató de su nueva ubicación.
Un fuerte tirón en el hombro la hizo chocarse contra un muro, y cuando finalmente abrió los ojos, vio ante ella al hombre que había rondado sus pensamientos durante mucho tiempo. Allí, frente a frente, y a una cortísima distancia de su rostro, estaba Orochimaru, mirándola como solo él podía hacerlo.
- ¿Te divertiste siguiéndome, pequeña kunoichi de la hoja? – le susurró Orochimaru, mientras se acercaba más a ella
- O… Orochimaru – suspiró Sakura, balbuceando y paralizada ante su presencia
- ¿Oh? ¿No piensas gritar, niña? ¿No piensas llamar a todos tus camaradas? – preguntó mientras apoyaba sus brazos en el muro, bloqueando el paso para Sakura - ¿No piensas ni siquiera responderme?
- Tú… te… llevaste… a… Sasuke… - respondió balbuceante de nuevo la kunoichi
- No, no lo hice – respondió el sannin mientras acercaba su rostro contra el de Sakura – Sasuke vino conmigo por propia voluntad, y no por la fuerza, como tu piensas, pequeña kunoichi de la hoja
- ¡Mi nombre es Sakura, no pequeña kunoichi de la hoja! – gritó Sakura, reuniendo todas las fuerzas que le quedaban para enfrentársele - ¡Y si no te largas de una buena vez de Konoha, ten por seguro que encontrarás aquí tu tumba, maldita serpiente rastrera!
- Oh, eres una pequeña con carácter – respondió Orochimaru esbozando una sonrisa siniestra – Sin embargo, tus rodillas no parecen expresar lo mismo – agregó mientras las miraba - de hecho, todo tu cuerpo parece estar temblando. ¿acaso te asusto, pequeña Sakura?
- Sabes que puedo golpearte ahora mismo, y partirte la cara – exclamó Sakura, haciéndole frente y mirándolo directamente a los ojos
- Uhm… no si tus manos están atadas – respondió tranquilamente Orochimaru
El sannin tomó a Sakura por las muñecas y las sujetó fuertemente contra la pared. Por un momento, ella forcejeó e intentó zafarse, pero la fuerza de Orochimaru era superior a la suya, y sin contar el hecho de que ella estaba agotada, por tanto entrenamiento, esa era una situación de la que difícilmente podría escapar.
La cercanía de su atacante y el aroma inconfundible de Orochimaru eran un elixir exótico para Sakura, era una mezcla de excitación con miedo lo que la rodeaba, y una ola de cosquilleos por todo su cuerpo comenzó a manifestarse en el mismo instante en el que él pasó su lengua por su mejilla sonrosada y luego comenzó a besarla.
Ella no respondió, solo se quedó petrificada, mezcla del miedo y de ver que una de sus fantasías eróticas más recurrentes estaba pasando. Él por su parte, al ver que la chica no se le resistía, siguió besándola, cada vez con más pasión, explorando con su larga lengua todos los lugares más recónditos de su boca, y jugando con la lengua de la muchacha, que muy pronto, olvidó todo, y respondió a los besos apasionados de Orochimaru de igual manera.
Muy pronto los besos en la boca no fueron suficientes, y ambos tuvieron que explorar zonas nuevas. El primero en hacerlo fue el ninja, quien utilizando su lengua de serpiente, rodeó el cuello de Sakura, y le provocó nuevas olas de excitación que la hicieron estremecerse aún más, que la hicieron reaccionar mordiendo el hombro de su compañero, dejando una marca palpitante y roja. Él se detuvo.
- Vaya, vaya, a la pequeña chuunin le gusta morder – dijo Orochimaru lascivamente – pero me pregunto si tú serías capaz de soportar una mordida mía…
- No… por favor, Orochimaru… no lo hagas…
- ¿Oh? Entonces no debiste provocarme, pequeña…
- No quiero esa marca tuya en mi cuerpo… yo… yo… - agregó Sakura con la respiración pesada y separándose del sannin – Yo te odio, nunca te perdonaré lo que le hiciste a Sasuke…
- Sin embargo, estás aquí, pudiendo gritar por ayuda, y sin embargo, estás besándome a cambio. Y por la humedad que siento en el medio de tus piernas, estás ansiosa por otras cosas más…
- (Esto no puede estar pasándome… él, él es el hombre con el que tanto fantaseé, en el que pensaba cuando jugaba con mi sexo, pero… él me quitó a Sasuke, me volvió este monstruo que soy ahora, creó en mi todos esos pensamientos impuros, sádicos, violentos… y me hizo hacer cosas que jamás hubiera hecho sin pensar en él… ¿Pero por que se siente tan bien el estar a su lado? ¿Por qué mi cuerpo siente la urgencia de tenerlo dentro de mí? ¿Por qué mi mente no reacciona y recuerda todo lo malo que me ha hecho?)
- ¿Oh… no piensas responder? ¿Te comieron la lengua los ratones?
- ¡Basta, ya no te resisto, déjame en paz y vete de Konoha de una buena vez!
- ¿Incluso si… hago esto?
Él no le dio tiempo de responder. Liberando una de las muñecas de Sakura, bajó su mano hasta la entrepierna de la chica y acarició su clítoris sobre su ropa, provocando un gemido fuerte por parte de la kunoichi. Al ver la reacción de Sakura, Orochimaru continuó acariciando su parte media, mientras con la otra mano seguía sujetando la muñeca de la ninja y utilizaba su lengua para bajar el cierre de la blusa roja que llevaba. Los pechos de Sakura se encontraban ceñidos por una especie de corsé, que los hacía ver más pequeños de lo que realmente eran. Sin duda, Orochimaru necesitaría de ambas manos para desatarlo, así que no dudó en soltar la muñeca restante de la chica, y dejar de acariciarla en la entrepierna, y dirigirse hacia esa tarea, que tanto deseaba.
Sin embargo, aquel no era ni el momento, ni el lugar para hacer lo que tenía planeado hacer con ella. A estas alturas, Sakura no pensaba en nada más, sino en llevar a cabo sus fantasías más alocadas y violentas, y entregar su virginidad al hombre que ocupaba sus pensamientos por tantos años. Cuando Orochimaru retiró sus manos completamente de ella, y por un breve lapso de tiempo, se sintió liberada, la primera reacción de Sakura no fue correr y huir de ahí. No. Se lanzó a los brazos del ninja, y lo besó con tanta pasión y deseo, que él no pudo hacer otra cosa más que levantarla en brazos, y llevarla fuera de la aldea, hacia el bosque, y poseerla.
Ella no sabía exactamente como había llegado a eso, ni tampoco sabía las cualidades como amante que Orochimaru había desarrollado con el paso de los años. Él ya no era exactamente un joven ninja, sino era todo un adulto maduro, cuya lascivia y atractivo se habían convertido en atractivos imposibles de resistir, sobre todo, tras verlo desnudo por primera vez, mostrando un cuerpo, no corrompido por los innumerables experimentos que había probado, o formado por las serpientes que habitaban dentro de él, sino delineado por bien formados abdominales, que resaltaban tras la casi translúcida piel que poseía, o tras ver la mirada penetrante de sus ojos amarillos, que ahora llenos de lujuria, parecían poseerla centímetro a centímetro, recorriendo y aprendiendo cada parte de la piel de la joven mujer, e intentado descifrar los misterios solo ocultos por su distintivo traje ninja que cubría todo aquello que él, iba pronto a descubrir.
Se encontraba recostada en el pasto, a la sombra de un gran árbol en medio de los bosques de Konoha. Aún tenía la ropa puesta, y él se encontraba sobre ella, desnudo, y rozando su miembro palpitante sobre su entrepierna, que mojada y temblante, esperaba recibirlo muy pronto.
Reptando como una serpiente, el cuerpo de Orochimaru subió por el de Sakura, dejando a su paso, besos que la hacían sentir emociones nuevas y excitantes. Recorrió por sus piernas, por sus muslos, por su vientre y finalmente, tras quitarle su corsé, se apasionó en los redondeados pechos de la kunoichi, mordiendo sus pezones y lamiéndolos, dejándolos erectos y enrojecidos.
Pero no fue con lo único con lo que complacía a Sakura. De las manos del ninja, salieron varias serpientes que comenzaron a rodear el cuerpo de la ninja. Frías, húmedas y ásperas, las víboras se enroscaban en las piernas de la chica, y jugaban libremente entre sus brazos y su cabello.
No pasó mucho tiempo para que Sakura ayudara a Orochimaru a quitarle el resto de su indumentaria. Ambos, ahora desnudos, exploraban una vez más sus bocas, en una pelea sin descanso entre sus lenguas, acompañadas de caricias y arañazos en sus espaldas, que provocaban que ambos sangraran por las delgadas marcas que dejaban las uñas.
El frenesí de la situación había descontrolado a Sakura, quien dando rienda suelta a sus más oscuras fantasías, tiraba de los cabellos de Orochimaru, besaba su pecho, mordía su cuello, arañaba su espalda, y lamía la sangre de sus heridas, en un modo tan sensual, que por un momento, él no pudo controlar el lanzar un gruñido, en señal de satisfacción. Sin embargo, recuperó rápidamente la situación, descendiendo hasta el vientre de la chica, y lamiéndolo en círculos, hasta toparse con su femineidad.
El trato que Orochimaru le daba, hacía que ella no pudiera más que gritar de placer, en especial cuando recorrió con su lengua toda su entrada, la penetró, y tocó zonas que ni ella había descubierto en sus noches solitarias.
El escucharla gritar, y verla arquear su espalda para darle más acceso, excitaba aún más al shinobi, quien incrementaba sus caricias y hacía gemir más fuerte a Sakura. No pasó mucho tiempo más, para que la chica experimentara su primer orgasmo real, y cayera rendida al pasto, con los ojos cerrados y la respiración entrecortada y forzada.
Pero para Orochimaru no era suficiente, simplemente la había estado preparando para penetrarla y hacerla suya una y otra vez, sin descanso, hasta saciar su sed de lujuria esa noche, pero nunca se hubiera imaginado, que detrás de esa mascarada de una joven recatada y cohibida, se escondía la más apasionada, sádica y pervertida mujer en la aldea. Y era algo que Orochimaru estaba a punto de conocer.
Sakura gemía suavemente en cada caricia provocada por su amante, y a medida que sus cuerpos se calentaban más, sentía su entrada más y más húmeda, hasta que en un instante, cuando Orochimaru se acercó a besarla, mordiéndole una oreja, le susurró:
- Te necesito ahora, dentro de mí, y rápido…
- Te advierto, niña, que no seré para nada compasivo, no soy como Sasuke, a quien sé que amas tanto – contestó Orochimaru, sarcásticamente, mientras la colocaba sobre él, y ponía sus manos en las caderas de Sakura
- Pueda que sea una “niña”, pero verás, Orochimaru, que antes que acabe la noche, gritarás mi nombre con deseo… - exclamó Sakura, al mismo momento que lamía seductoramente el pecho del ninja desde abajo hacia arriba, hasta encontrarse con su boca y besarlo profunda y lujuriosamente
Sin pensarlo dos veces, Sakura se acomodó sobre el miembro erecto de Orochimaru, y él, de una sola embestida, se introdujo hasta lo más profundo de ella, dejando atrás la única prueba de su pureza, y trayéndole un intenso dolor, que la kunoichi no dudó en expresar.
El miedo más grande de Sakura era exactamente ese: el dolor causado por su primera vez con un hombre, sin embargo, la excitación del momento, su deseo por ser poseída, y su lado más pervertido y masoquista, la llevó a tomar el dolor como un ingrediente perfecto para su siguiente paso, y lentamente, comenzó a subir y bajar las caderas, permitiendo a su amante, el incrustarse más y más en ella. Muy pronto el dolor comenzó a desaparecer, y ella, en la necesidad de seguir experimentando, alcanzó sus ropas, dispersadas en medio del pasto, y sacando de uno de los bolsillos, un kunai, se lo mostró a Orochimaru
- ¿Piensas matarme con eso? – preguntó él, mientras de una embestida, la hacía saltar un poco, a medida de regaño – niña torpe, se necesita más que un kunai y el estar encima de mío para acabarme – agregó el ninja
- Si quisiera matarte – suspiró Sakura, mientras acariciaba sus senos – esto sería lo último que sacara para hacerlo – exclamó, mientras acercaba el kunai a una de sus muñecas
- ¿Oh? ¿y entonces para qué necesitas eso? – preguntó Orochimaru, aunque él ya se imaginaba las verdaderas intenciones de la kunoichi
- ¿sabías que… cuando uno está teniendo sexo, la presión arterial aumenta considerablemente? – preguntó Sakura, jadeando por el constante vaivén de sus caderas y las embestidas de su amante – lo cual hace que toda tu sangre corra hacia tus genitales, para aumentar tu rendimiento sexual…
- ¿y de donde sabes todo eso, pequeña chuunin? – preguntó Orochimaru, mientras se incorporaba, y mordía en el cuello a su amante
- Idiota, no por nada estudio para ser una ninja médico – respondió mientras se mordía el labio – y ahora, un dato más – agregó con la respiración entrecortada, y completamente envuelta en el éxtasis del placer que estaba recibiendo – Si interrumpes ese flujo sanguíneo, liberándolo por otro lado de tu cuerpo, tus niveles de oxígeno bajan demasiado, lo cual te provoca pasar el umbral del placer que normalmente experimentas, y te produce un orgasmo como jamás lo hayas tenido…
- ¿Y que intentas decir con todo eso, pequeña ninja médico?
- Lo que intento decir, es que primero, acabas de hacerme una mujer, así que deja de llamarme “pequeña” y “niña”; y segundo, que haré que experimentes ese nuevo nivel de placer, y como te dije antes, gritarás mi nombre antes de que acabe la noche
Sin decir una palabra más, Sakura se acercó al pecho de Orochimaru, y le hizo un corte, del cual comenzó a brotar la sangre morada que él poseía. “realmente no bromeaba” pensó el, cuando sintió que comenzaba a perder el control sobre sí mismo, al tener tanto placer. Pero lo que más le impresionó fue el hecho de ver a la chica, cortándose a sí misma en una zona cercana a su muñeca, y acelerar el movimiento de su cuerpo, rozando más sus genitales con los suyos. Muy pronto ambos estaban cubiertos por la sangre del otro, y sus lenguas encontraban un festín lamiendo cada centímetro de piel, recordando poco a poco, cada rincón de sus cuerpos, jugando con sus cabellos, mordiendo, besando…
Aquella noche Sakura dejó de ser una niña maliciosa con fantasías sádicas, para pasar a ser la mujer de Orochimaru, la única en su vida que lo hizo gritar su nombre no una, sino cuatro, cinco veces, y en cada vez que lo volvían a hacer, hizo que él viera que en ella no había una delicada muñeca que solo servía para una cogida, sino había una princesa ávida de sexo en todas las formas posibles, y dispuesta hasta llegar a los límites por aumentar su propio placer.
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Solo los rayos de sol hicieron que Sakura abriera los ojos. Deslumbrada y con los ojos entreabiertos, se percató del lugar donde había despertado. Se encontraba desnuda en medio del bosque, tan solo cubierta por lo que parecía ser una túnica amarilla con manchas de sangre, la única evidencia de lo que había pasado allí.
Se vistió rápidamente y corrió cuanto sus piernas pudieran resistir. El dolor en su entrepierna y en las heridas que se había hecho, hacían que desacelerara el paso, y le costó casi todas sus fuerzas el llegar hasta Konoha, temiendo que lo que pensaba, se hubiera hecho realidad.
Pero no había nada. La Aldea Oculta entre las Hojas amanecía tranquila, sin ningún indicio del paso de Orochimaru por ella. ¿Se habría ido así por así? ¿Cuál era su verdadero propósito? ¿Si no había atacado la aldea, entonces para qué se encontraba ahí, solo, en medio de la noche?
Su propia mente no tuvo tiempo de responder, pues los pasos de los guardias habituales de la entrada la sobresaltaron. Su ropa estaba manchada de sangre, producto de su noche de sadismo, lo cual hubiera podido levantar demasiadas sospechas si la veían, así que corrió a esconderse entre los arbustos, y tomó el rumbo hacia su casa.
Sus padres la habían enviado a vivir sola a un pequeño departamento lejos de su casa original. Por suerte para ella, nadie la había ido a visitar, ni siquiera Naruto, y todo estaba calmado cuando entró por la ventana. Tomó una ducha de agua caliente, mientras se frotaba su entrepierna, que le dolía demasiado. Realmente para ser su primera vez, se había excedido, y ahora estaba pagando el producto de sus fantasías cumplidas. El pensar en el tamaño del miembro erecto de Orochimaru dentro de ella la volvía a excitar, pero también le recordaba que lo que había hecho, estaba mal en todas las maneras posibles.
Él era mucho mayor que ella. Por lo menos debería tener cincuenta años, y ella apenas había cumplido los veintiuno. Y aunque eso no hubiese sido un impedimento, existía el hecho más importante: ella lo odiaba. Lo odiaba con todas sus fuerzas por haberse llevado a Sasuke, quien era el amor de su vida, y la persona que tenía que ser su primera vez…
Sus pensamientos frenaron en seco. Todo ese tiempo guardó su virginidad para Sasuke, y en un momento de vacilación, se la había entregado a Orochimaru. ¿Por qué? ¿Por qué no pudo ser más fuerte y decir que no? ¿Qué acaso su lado sádico, salvaje y violento imperaba sobre su lado racional? ¿Tan retorcida estaba su mente como para escoger a un ser repulsivo y asqueroso como él, sobre su amado y misterioso Sasuke?
Una picazón sobre todo su cuerpo la invadió, mientras lloraba sentada en el piso de la ducha. Se sentía sucia, violada, estúpida y admirada por el haber sido incapaz de negarse a sus bajas pasiones. En todo el día Sakura no habló con nadie, ni salió de su casa. Solo se quedó recostada en su cama, abrazando sus rodillas y pensando en que era la peor mujer del planeta.
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Al día siguiente Sakura era otra. Nadie se atrevía a preguntar por su ausencia el día anterior, pero en su rostro se notaba que estaba turbada por algo. Ni Tsunade le comentó nada, y al contrario, la trató como si nada hubiera pasado, aunque la intriga por saber qué tenía su alumna, era constante.
Ella sonreía, pero en sus labios y sus palabras se notaba que había cambiado. Ya no era la muchacha risueña y despreocupada de antes, sino era cautelosa y andaba con recelo, y grande fue la sorpresa de todos, cuando Naruto se le acercó a darle los buenos días, y ella retrocedió unos pasos, para evitar estar cerca de él. Fue algo que la quinta Hokage notó inmediatamente, al ver como reaccionaba de la misma forma con otros hombres.
- Dime Sakura, ¿Qué es lo que te ha pasado? – preguntó Tsunade cruzando los brazos y mirando directamente a su alumna – y no me vengas a decir que nada, porque, aunque tus labios digan una cosa, tu rostro y tu cuerpo dicen lo contrario.
- Maestra, yo… no lo sé… - respondió titubeante la chica, mientras apretaba los puños – es que… no me siento bien el día de hoy, eso es todo. Estoy pasando un mal día nada más – agregó, tratando de poner una sonrisa falsa
- Tonterías… - respondió la Hokage – estás demasiado extraña como para solo tener un “mal día”
- Pues… es la verdad – contestó aún con su sonrisa falsa - ¿qué más me hubiera podido pasar?
- ¿Estás segura? – añadió Tsunade – si te sientes mal, deberías ir a que te revisen en la enfermería, o si quieres, yo misma puedo hacerlo ahora, sin necesidad de instrumentos. Puedo saber lo que tienes con tan solo tocar tu frente
- ¡No! – gritó exasperada la joven – digo… estoy bien, iré ahora mismo a la enfermería, maestra, no es necesario que se preocupe tanto por mí
- Bien, te dejaré ir, pero quiero que mañana vuelvas a ser la misma de siempre, ¿eh?
- Sí. Siento haberle causado alguna molestia, maestra.
- Entonces después de ir a la enfermería, quiero que lleves estos documentos a la puerta principal de Konoha, por favor.
- Inmediatamente.
Sakura dio unos pasos más alejándose de su maestra, cuando dándole las espaldas, añadió una pregunta.
- Maestra… ¿puedo preguntarle algo?
- ¿Qué cosa? – respondió Tsunade, sacando una botella escondida de sake entre sus papeles
- Orochimaru… ¿realmente quiere a Sasuke para utilizar su cuerpo?
- Es lo que sabemos hasta ahora, y es la razón por la que Sasuke se fue. Pero creí que tú más que nadie lo sabía.
- Sí, pero… ¿en realidad, quien es Orochimaru? – preguntó la joven, apretando fuertemente sus puños en su ropa, y tratando de contenerse
- ¿Para que quieres saberlo? ¿Acaso tienes pensado el ir sola a recuperar a Sasuke?
- No. Pero quiero saber a quien me enfrento… y que consecuencias trae…
La Hokage calló por un momento. Un minuto que parecía una hora de silencio envolvió el ambiente. Finalmente, Tsunade se levantó de su silla, y volteando el rostro de Sakura hacia ella, la miró directamente a los ojos, y le habló
- Hace mucho tiempo, cuando tenía más o menos tu edad, me acosté con él. En ese tiempo, éramos muy jóvenes, y yo aún creía que él podía ser otra persona, al igual que el Tercero. Pero me equivoqué, y no quise aceptar que él nunca cambiaría, ni siquiera porque me tenía a su lado. Me entregué a él a ciegas, aún con las ilusiones de una niña tonta, que creía que el amor lo soluciona todo.
- Maestra… - respondió Sakura, con los ojos abiertos completamente
- Pero me bastó poco tiempo para comprender que no lo amaba. Solo era una muy fuerte atracción física la que me empujaba a estar con él. El sexo con Orochimaru nunca era aburrido. Al contrario, era trepidante, excitante, salvaje y placentero; y como a cualquier muchacha joven llena de energía, era suficiente para dejarme satisfecha.
- Por… ¿Por qué me cuenta esto, maestra?
- Por que al igual que yo, no tuviste la fuerza suficiente para resistir el magnetismo que él ejerce sobre las mujeres. Sakura, sé que él estuvo ayer en la aldea, y sé que te hizo algo por lo cual ahora te arrepientes.
- Yo… yo… - balbuceó Sakura con lágrimas a punto de brotar en sus ojos - ¡Yo me siento sucia, impotente, indignada… no debí hacer eso! – gritó sin poder contenerse más, tendiéndose en los brazos de Tsunade, quien la abrazaba y acariciaba en la cabeza - ¡Le juro que esa no era yo, sino un ser repulsivo que vive dentro de mí, y no merece ni siquiera la oportunidad de salir!
- Sakura, linda… - dijo Tsunade tiernamente, mientras levantaba su rostro con una mano – no debemos vivir en los errores que cometimos en el pasado. Hoy es otro día, y mañana también lo será. Sí, cometiste un error muy grande al no rechazarlo, y dejar que todo pasara, pero ahora tendrás la oportunidad de volver a empezar. No te cierres a ti misma, y vuelve a ser esa mujer fuerte que conozco.
Sakura lloró por más de una hora encerrada en la oficina de la Hokage, y se desahogó completamente. Tsunade la escuchó pacientemente, pero su alumna nunca llegó a contarle sobre sus pasiones ocultas y distorsionadas, o sobre todo lo que habían hecho esa noche. Más tarde, tras darle el día libre, Sakura se dirigía a su casa, cuando se detuvo para observar, como tantas veces, el atardecer en su aldea. Una brisa fresca rozaba su cara, y movía sus cabellos hacia atrás, y el calor del sol poniente la envolvía en un abrazo cálido.
Regresó a su casa, ordenó sus cosas y limpió todo el desastre que había causado, tras un ataque de rabia e impotencia el día anterior. Lavó su ropa cubierta de sangre, y mientras lo hacía, soltó unas cuantas lágrimas.
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El sol aún no se había ocultado, y un tono rojizo envolvía todo a su alrededor.
A las afueras de la aldea, escondido en una cabaña de vigilancia, rodeado de ninjas muertos, se encontraba Orochimaru, de pie, y mirando hacia el horizonte por una ventana.
- Llegas tarde. Creí que vendrías hoy por la mañana – dijo Orochimaru con una voz calmada e insinuante
- ¿Crees que dejaría todo, y vendría hasta aquí tan solo en un par de horas? – respondió una voz – una decisión como esta toma por lo menos un par de días.
- Y bien, ¿la decisión, entonces, asumo está tomada?
- No
- ¿necesitas acaso más días para darte cuenta de lo obvio?
- ¿Para qué viniste a Konoha esa noche?
- ¿Oh? ¿Hice mal en visitar mi antigua aldea tan solo por nostalgia?
- No seas patético, tú odias Konoha tanto como yo te odio a ti.
- ¿en serio?
- ¿Viniste por mí, no es verdad?
- Así es. Desde la primera vez que vi esos ojos llenos de furia y deseos por matarme, en el examen de chuunin, quise cogerte y hacerte mía. Lo hubiera hecho ese momento, pero eras demasiado joven y aburrida como para haber gozado un poco contigo.
- ¿Y ahora? ¿ahora sigo siendo una joven aburrida?
- No. Ahora estás en el punto perfecto entre una naciente mujer y una niña, y el poseerte fue divertido – sonrió Orochimaru, lamiéndose los labios con la lengua – de haberte poseído aquella vez del examen, no te hubieras portado como ahora, como toda una tigresa hambrienta de deseo y pasión, sino como una gatita asustada, que no posee todos esos conocimientos interesantes que desarrollaste ahora
- ¿Y que sigue? ¿Volverás a violarme de nuevo?
- ¿Violarte? ¿Acaso te forcé a algo esa noche? Por lo que recuerdo, fuiste tú la que te lanzaste a mis brazos y me rogaste que te tomara una y otra vez
- Y tu fuiste el que gritó mi nombre las veces que yo quise – respondió Sakura, con una sonrisa perversa en sus labios – al final… ¿Quién ganó a quién?
Orochimaru sonrió, soltó un resoplido y se dirigió a la salida de la caseta. Volteando la cabeza hacia Sakura, que lucía iluminada por los rayos del sol, que realzaban su figura y le daban un brillo más parecido a una diosa, le preguntó
- ¿Vienes, preciosa? Es un largo camino a casa… ¿estás segura que eso es todo lo que necesitas llevar? – preguntó mirando la pequeña mochila que llevaba Sakura en la espalda
- Es tarde ya. Sea donde sea que me vayas a llevar, si no partimos ahora, llegaremos muy tarde – respondió la joven, desatándose su protector del cabello, y llevándolo en la mano izquierda.
- Oh, una jovencita decidida, es lo que me llevo ahora – respondió Orochimaru, mientras la rodeaba con un brazo sobre sus hombros
- Listo, vámonos – contestó Sakura, alejándose con Orochimaru por el camino que salía de Konoha, y dejando caer el protector de sus manos, en medio del camino.
Continuará
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Espero que les haya gustado (ok, no tanto xDU), sé que es una pareja extraña, pero en cierta forma, quedé complacida con lo que he escrito hasta ahora. Repito nuevamente, "esta no es una historia convencional" así que sí, aún quedan muchas más sorpresas para los cinco capítulos restantes. La buena noticia es que ya llevo escrito casi todo el fic (nah, está por la mitad xDU) y también ya se en que acabará.
Espero sinceramente sus reviews, que es lo que me animará a continuarlo, o a borrarlo en caso de que sea extremadamente malo, o extremadamente poco agradable al leer xD