Mi médico personal
CapÃtulo Único.
Mi médico personal.
Genzo Wakabayashi no sabía que esperar. Era su turno de pasar a que le realizaran el examen médico que exigía la Selección para todos sus jugadores y ya había escuchado demasiados comentarios acerca del nuevo doctor.
El doctor Tarso, antiguo médico de la Selección, había sufrido un colapso nervioso y de momento los directivos de la Federación Japonesa de Fútbol no encontraron a nadie que cumpliera todos los requisitos para poder quedarse con el puesto de médico suplente mientras el doctor Tarso se recuperaba. De hecho, no había ningún doctor que quisiera quedarse con el puesto de médico suplente, se corrían muchos rumores y se decía que el puesto estaba maldito ya que el doctor Tarso era el cuarto galeno que la Selección había tenido que cambiar en ocho meses. Así pues, Munemasa Katgiri, bastante desesperado y harto de buscar, contrató a la primera persona que había solicitado el puesto. Los primeros jugadores en pasar a hacerse el reconocimiento médico declararon que el “nuevo doctor” no cumplía con el requisito más importante.
- La verdad, yo no me quejo.- dijo Ryo Ishizaki.- Me gusta más este “médico” que el doctor Tarso.
- Yo igual.- asintió Hanji Urabe.- De gusto me enfermaba a propósito con tal de ir a la enfermería.
- ¿Qué es tan buen doctor?.- preguntó Taro Misaki.- ¿O por qué tanto entusiasmo?
- Ahora que te toque ir, verás.- replicó Ishizaki.
- Yo entiendo el por qué lo contrató el señor Katagiri.- opinó Kazuki Sorimachi.- Con un médico así...
A Genzo también lo invadía la curiosidad pero no iba a preguntar nada. Ya le tocaría su turno y entonces comprobaría con sus propios ojos la fama de ese supuesto doctor. Así pues, el portero esperó pacientemente a que tuviera que ir a la enfermería, preguntándose si acaso el nuevo médico sería un doctor de renombre o alguien ya muy viejo.
- Señor Wakabayashi, pase por favor.- pidió la enfermera.
- Gracias.- dijo Genzo, entrando en la enfermería.
- El doctor Del Valle lo verá en un segundo.- dijo la mujer.- Vaya quitándose la camisa y los zapatos y súbase a la báscula.
Genzo obedeció y la enfermera lo midió, lo pesó y le tomó la presión arterial. Después, la enfermera le pidió al portero que se sentara en la mesa de exploración. Genzo obedeció y se preguntó cuánto tiempo tardaría en llegar ese famoso doctor Del Valle.
De repente, la puerta se abrió y por ella entraron un par de hermosas piernas bronceadas y bien torneadas que le pertenecían a una mujer que usaba una diminuta falda negra con una blusa roja escotada por debajo de una larga bata blanca. Genzo fue recorriendo lentamente el bien formado cuerpo de esa mujer, pasando por sus caderas anchas y su busto bien formado, hasta su elegante cuello del cual pendía una cadena colgada de un dije y terminó en el bello rostro de la mujer, el cual era adornado por una boca de labios carnosos y un par de hermosos ojos del color del chocolate derretido (XD). La joven tenía el cabello castaño oscuro sujeto en la coronilla por una pinza y llevaba en las manos un estetoscopio. Wakabayashi se quedó con la boca abierta.
- ¿Señor Genzo Wakabayashi?.- ella leyó el nombre de su paciente en la hoja que le había dejado la enfermera.
- A sus órdenes.- respondió Genzo, con una sonrisa.- ¿En qué la puedo ayudar?
- Realmente en nada.- la joven miró a Genzo a través de la carpeta metálica.- Más bien, seré yo quien lo ayude a usted.
Genzo tuvo la momentánea fantasía en donde ella llevaba sus manos y su boca hasta la zona más sensible de él y le hacía un muy cálido y delicioso masaje. Wakabayashi sintió que estaba comenzando a sudar.
- ¿El doctor Del Valle va a tardar?.- preguntó Genzo, para alejar su mente de esos candentes pensamientos.
- ¿El doctor?.- la joven soltó una risilla.- Yo soy la “doctora” Lily Del Valle. No me diga: no le informaron que soy mujer.
- Para nada.- Genzo volvió a mirar las piernas desnudas de ella.- O me hubiera preparado...
- ¿Cómo dice?.- cuestionó Lily.
- Nada.- negó Genzo.
- Acuéstese, por favor.-pidió Lily, dejando la hoja sobre su escritorio y regresando junto a Genzo.- Voy a auscultarlo.
Wakabayashi obedeció. Lily entonces se puso su estetoscopio y comenzó a revisar el pecho desnudo de Genzo. Él estaba nervioso, pero no era el único. La verdad era que Lily estaba demasiado nerviosa como para poder concentrarse. Ese Genzo era tremendamente atractivo, con unos ojos oscuros como capulines muy atractivos y misteriosos, y tenía un pecho musculoso, un abdomen firme y plano y unos brazos hechos para abrazar a una mujer con pasión. Lily comenzó a pensar que ya estaba alucinando y trató de concentrarse, pero sus manos acariciaron ese pecho musculoso desnudo y ella perdió la concentración...
- ¿Se siente bien, doctora?.- preguntó Genzo.- Se puso colorada de repente.
- Debe ser el calor.- murmuró Lily.- Este sitio está muy encerrado.
El cabello de Lily cayó sobre su cara y Genzo se lo quitó, suavemente. Ella lo miró a los ojos y Genzo tuvo el irresistible deseo de acariciar ese hermoso rostro. Lily respiró profundamente varias veces, debía concentrarse en su trabajo.
- ¿Alguna molestia, señor Wakabayashi?.- preguntó Lily, queriendo sonar profesional.
- Me duele un poco el abdomen.- mintió Genzo. Él solo deseaba volver a sentir esas manos sobre él.
- Voy a revisarlo nuevamente.- dijo Lily.- Quédese quieto y dígame si algo le duele.
Lily continuó con su palpación, preguntando muy seria a Genzo sobre si tenía alguna molestia. El portero respondía, pero estaba más concentrado en sentir esas caricias sobre su cuerpo. Hubo un momento en donde ambos estaban sudando, y una gota de sudor escurrió por el cuello de Lily hasta la curva de sus senos; Genzo clavó la mirada en esos dos prominentes atractivos que tenía la joven en el pecho. Lily se hizo para atrás, muy acalorada; la chica se quitó la bata, dejándola sobre la silla que estaba frente a su escritorio. Genzo miró entonces los senos que estaban por salirse del escote y el esbelto talle de la muchacha. Lily se acercó nuevamente a Genzo y continuó con la palpación; las manos femeninas recorrieron el pecho desnudo, el abdomen plano, los brazos, siempre con el pretexto de estarlo revisando. Genzo, a su vez, se sentía confundido por el roce de aquellas manos que parecían de seda. Lily estaba empezando a excitarse, ese cuerpo masculino era una total delicia y Lily no pudo ocultar más sus deseos. Estaba prohibido, su ética se lo impedía, pero la joven no podía resistirlo más. Esas caricias disfrazadas de exploración médica había encendido en ambos el conocido calor del deseo.
- Quítate los pantalones.- murmuró ella.
- ¿Cómo dice, doctora?.- se sorprendió Genzo.
- Quítate la ropa.- repitió Lily.- Tengo que explorarte...
Genzo se dio cuenta de que la doctora había perdido todo el dominio de sí misma, y él no iba a desperdiciar la oportunidad. Esa doctora era tremendamente sexy y muy deseable; el portero se moría de ganas de acariciar esas largas piernas. Así pues, Genzo se quitó los pantalones y se quedó únicamente en bóxer, pero Lily le ordenó que también se los quitara. Sonriendo levemente, Genzo se despojó de la última prenda. Lily lo miró de arriba abajo, con los ojos brillantes y la respiración entrecortada.
- Déjame revisarte.- murmuró Lily, tomando entre sus manos el miembro de Genzo y acariciando toda la zona con delicadeza.
- Sí, doctora.- murmuró Genzo, transportado a los límites del placer.
Lily acariciaba el miembro de Genzo con firmeza y de manera constante; el portero estaba fascinado, ¡vaya que esa mujer sabía cómo acariciar! Genzo no lo soportó más y pensó que era injusto que solo él estuviera desnudo, de manera que se acercó a Lily y comenzó por soltarle el cabello, el cual cayó en cascada por la espalda de ella. Después de eso, Genzo tomó a Lily por la cintura y la besó apasionadamente, aprisionándola contra su cuerpo; el portero acarició con sus labios los lóbulos de las orejas de la doctora y su cuello terso. Lily gemía suavemente.
- Esto está mal.- murmuró Lily.- En cualquier momento pueden entrar y vernos...
- ¿Y eso no te aumenta el deseo?.- cuestionó Genzo, desabrochando lentamente los botones de la blusa de Lily.
Ella dejó que él le quitara la prenda y la arrojara al suelo, para después acariciar sus senos por sobre la ropa interior. Después, una de las manos de Genzo acarició un muslo de Lily y le enrolló la falda a la cintura. Las manos de Genzo arrancaron después el sostén de la chica y el portero tuvo frente a sí los dos enormes senos frente a su rostro. Él atrapó cada zona erógena de la chica con sus labios y Lily empezó a jadear más fuerte.
- Esto... no está... .- Lily ya no podía pensar.- Bien...
Genzo no respondía, ocupado como estaba en lamer y succionar cada seno de Lily. Las manos de él entonces se dirigieron a las pantaletas de la chica y lentamente las hizo bajar por las piernas de Lily, quitando así la última barrera que le impedía amar a esa mujer con intensidad. Genzo recostó a Lily sobre la camilla y jugueteó un momento, dejando que ella sintiera su calor, su cuerpo y su respiración hasta el punto en que Lily se volvió loca de deseo y le pidió a Genzo que la hiciera suya; él, muy lentamente empezó a penetrarla. Lily jadeó más fuerte al sentir a ese hombre dentro de ella, moviéndose con sensualidad y pasión. Ambos se fundieron en uno solo; sus cuerpos encajaron como llave en candado y sus labios estaban aprisionados en un apasionado beso. Se escuchaban rumores de voces y ruidos de pasos afuera del consultorio, pero la sola idea de que alguien los descubriera amándose aumentaba el deseo de los jóvenes. Lily apoyó los pies en donde pudo y como pudo cuando Genzo empezó a penetrarla con rapidez. Los dos jadeaban, Lily en murmullos y Genzo en suspiros, entregados a las delicias del cuerpo. En algún momento, Lily empujó a Genzo e hizo que él se recostara en la camilla de exploración, para después poder treparse ella. Lily montó en Genzo y empezó a moverse de un lado a otro, de arriba abajo, primero lentamente y después cada vez más rápido. El portero tomó a la doctora por la cintura para guiarla en los movimientos de la cadera.
- ¡Ah, qué delicia!.- gimió Lily.- ¡Oh, sí, qué buena la tienes!
- Ah, doctora.- murmuró Genzo.- Es usted la mejor...
Arriba abajo, arriba abajo, arriba abajo, izquierda derecha, izquierda derecha, izquierda derecha. Lily cabalgaba con fuerza y perdiendo el control de sí misma. Ella se dejó caer hacia atrás cuando alcanzó al fin el éxtasis. Genzo, que aún no acababa, recargó a Lily contra la pared y continuó entrando en ella, lamiendo, besando, acariciando, de tal forma que Lily alcanzó un segundo éxtasis poco antes de que él lo hiciera. Genzo y Lily jadearon y respiraron profundamente para recuperar el aliento.
- Me encanta el servicio médico de estos días.- murmuró Genzo, acariciando el cuerpo semidesnudo de Lily.- Tendré que enfermarme más seguido.
- Van a despedirme.- murmuró Lily.- Pero no me arrepiento... Éste ha sido del mejor sexo que he tenido en mi vida...
- Y pensar que le tenía miedo a los doctores.- suspiró Genzo.- Creo que por primera vez tendré un médico personal…
De pronto, se escucharon gritos provenientes del exterior. Genzo se puso de pie, preocupado. Sin dudarlo, el que estaba preguntando por él era Minato Gamo y no tardaría en entrar a la enfermería para buscarlo...
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El entrenador Gamo estaba extrañado de que Genzo se hubiese tardado tanto en el reconocimiento médico, de manera que fue a buscarlo. Él sabía que la nueva doctora era mujer y que además era increíblemente bella y atractiva. Katagiri había pedido a Gamo que tuviera cuidado de no dejar mucho tiempo en la enfermería a ninguno de los jugadores, dado el riesgo de seducción por parte de alguno de ellos hacia la doctora. Así pues, Gamo se fue a buscar a Genzo, preocupado por la tardanza del mismo. La enfermera quiso impedir el paso, dado que la doctora estaba en consulta, pero Gamo no hizo caso y entró en el consultorio. Sin embargo, el entrenador solo vio a Genzo sentado en la silla del paciente, respondiendo a las preguntas de Lily.
- Perdone, entrenador.- pidió Lily.- Es mi culpa. Me entretuve más de la cuenta haciendo la historia clínica.
- Está bien.- musitó Gamo.- Perdone por entrar tan abruptamente. Wakabayashi, te espero en el campo de entrenamiento.
- Sí, señor.- respondió Genzo, muy serio.
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Era una jugada más bien sencilla. Matsuyama hizo una entrada leve para robar el balón y de hecho, el jugador estaba seguro de no haber tocado a Genzo, pero éste se quejó de dolor intenso en el tobillo, de manera que Gamo tuvo que dejarlo ir a la enfermería. El entrenador se dio cuenta de que Wakabayashi pasaba demasiado tiempo allá y se preguntó si no habría plan con maña, pero la doctora Del Valle había demostrado ser seria y apenas y se daba cuenta de que Genzo existía cuando se encontraban en las instalaciones del campamento.
- ¿Qué le pasó esta vez, señor Wakabayashi?.- quiso saber la enfermera.
- Una lesión en el tobillo.- Genzo iba cojeando.
- Le avisaré a la doctora.- dijo la mujer.
A los pocos minutos, Genzo entró al consultorio, al tiempo que la enfermera anunció que iría por unas vendas. Cuando Wakabayashi cerró la puerta del lugar, vio a Lily vestida únicamente con la bata blanca, la cual estaba desabrochada hasta el pecho.
- ¿Necesitas que te revise?.- preguntó Lily, con voz provocativa.
Genzo, por respuesta, sonrió con cierta malicia. Ya le hacía falta la medicina que solo podía darle su médico personal.
Fin.